Por:
Johana Gómez.
Referente provincial del PTS/Frente de Izquierda.
En el Día de Acción por la Salud de las Mujeres (28 de mayo) la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto volvió a presentar su proyecto de ley, logrando que la marea verde volviera a marcar la agenda política y mediática.
Siendo la octava presentación legislativa por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y cumpliendo catorce años de campaña, cientos de miles de mujeres volvieron a demostrar que no han resignado su derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, por el que en el 2018 coparon las calles de todo el país.
Las masivas concentraciones y movilizaciones que se dieron en un nuevo “martes verde” no hicieron otra cosa que confirmar que las pibas, las estudiantes, las trabajadoras y las mujeres siguen en pie de lucha por esta demanda histórica.
Ni la derrota legislativa de los dinosaurios oficialistas y opositores del Senado Nacional hace un año atrás; ni la avanzada conservadora y reaccionaria de gobernadores provinciales, tales como Morales en Jujuy y Manzur en Tucumán; ni el rol de los grupos fundamentalistas y las jerarquías de las iglesias, lograron desanimar a la juventud que protagoniza este movimiento, cuyo reclamo por la legalización del aborto mantiene toda su vitalidad y sigue motorizando la movilización en las calles.
Nuestras vidas no pueden esperar porque están primero.
Aunque quienes firmaron el proyecto de ley coinciden en acompañarlo, algunas y algunos firmantes no parecen estar tan de acuerdo en pasar a los hechos, ni siquiera en el mismo grado que en 2018.
Pedir a las mujeres que esperemos «porque es año electoral» y «hay otras prioridades», como plantea el feminismo aliado al kirchnerismo, no puede ser una opción. Mientras sigan muriendo mujeres por abortos clandestinos realizados en la perversidad que impone la criminalización de la práctica y mientras niñas de 11 años sigan siendo obligadas a parir – como en Jujuy y en Tucumán – la única alternativa realista, y necesaria, será la de nuestra organización, nuestra lucha, y la de la confianza en nuestra propia fuerza para conquistar nuestros derechos.
También, hay quienes sostienen que «en un contexto de altos índices de pobreza, desocupación y hambre, poner a competir agendas es una trampa». Tal es el caso de algunas integrantes y ex integrantes del colectivo Ni Una Menos, como Marina Mariash y Celeste Abrevaya.
Sin embargo, lo cierto es que la legalización del aborto no pasa por una cuestión económica, sino por la voluntad del régimen político que nos sigue negando este derecho. Es más, como bien ha informado La Izquierda Diario, rompiendo con el FMI y destinando sólo lo equivalente a 4 horas de pago de deuda, se podría garantizar el aborto legal en todo el país para todas las mujeres.
De todas maneras, tal debate, claramente, esconde una falsa polarización y busca desviar la atención sobre un hecho evidente, que es el intento de llevar la lucha de las mujeres detrás de alianzas político – electorales que poco tienen que ver con la salida al reclamo histórico de este movimiento masivo.
¿Hay 2019 para el aborto legal?
La particularidad de esta nueva presentación está – entre otras cosas – en el año electoral, cuyo escenario es bastante claro. Aunque con minoría en el Congreso Nacional, el macrismo es la coalición con más cantidad de diputados celestes en ambas Cámaras. Y Massa, Schiaretti, Urtubey y Lavagna tampoco tienen al aborto como opción ni prioridad.
De su parte, el kirchnerismo – de la mano de su precandidato presidencial, Alberto Fernández – ya aclaró que el aborto «es un tema que parte a la Argentina en dos, y los temas que dividen no son buenos temas (…) hay que tal vez hablarlo un poco más, educarnos un poco más. Por de pronto me parece que no debería ser un delito y eso podríamos empezar a trabajarlo, sin necesidad de avanzar tan rápidamente en la legalización, porque la legalización es algo que divide mucho a los argentinos».
Por lo que, el mensaje es claro, le pese a quien le pese: después de 12 años gobernando con mayoría automática en las dos cámaras del Congreso Nacional, con Ministerio de Salud y con un manejo completo de los recursos del Estado que hubieran permitido que se aprobara la ley, el kirchnerismo nos dice que «no hay que enojarse con la Iglesia», que «hay que atar los pañuelos verdes y celestes» y, ahora, que «hay seguir esperando», básicamente, porque no suma votos.
¿Y quiénes festejan este mensaje? Festejan los gobernadores de las provincias, los jerarcas de las iglesias y los dinosaurios celestes, que son a la vez quienes van ganando lugar en el armando de las listas para las elecciones nacionales.
Al fin y al cabo, solamente el Frente de Izquierda ha apoyado y apoya sin fisuras el derecho al aborto, planteando, además, la ruptura con el FMI como vía para garantizar el derecho a la salud, la educación, la vivienda y, por supuesto, el aborto legal, la educación sexual y la anticoncepción gratuita.
Aborto legal, ¡YA!
En un año cruzado por las elecciones nacionales, cientos de miles de mujeres de todo el país mantienen la organización y la movilización con la perspectiva de conquistar, de una vez por todas, el derecho al aborto.
En ese sentido, fortalecer la lucha por esta demanda histórica del movimiento de mujeres resulta fundamental, como así también, consolidar su independencia política de todos los sectores y partidos políticos que unen filas con los pañuelos celestes y las iglesias, ajustan contra la clase trabajadora y plantean que la única salida a la crisis actual es mantener los compromisos con el FMI y seguir pagando la deuda.
El aborto será ley si las mujeres ganamos las calles, nos organizamos en nuestros lugares de trabajo y de estudio, y si continuamos con más fuerza la pelea por la separación de la Iglesia católica y el Estado.