Los enfrentamientos armados entre las tropas al mando del mariscal Jalifa Haftar y las fuerzas leales al Gobierno de Unidad Nacional, continuaron este miércoles en zonas periféricas del sur de la capital de Libia.
En el marco de la contraofensiva lanzada por las milicias gubernamentales para repeler el avance de Haftar sobre Trípoli, durante la jornada de hoy lograron recuperar diversas posiciones militares en los barrios meridionales de Ain Zara y Al Rabie, mientras continuaban los combates en torno al antiguo aeropuerto internacional.
En tanto, desde una rueda de prensa en la ciudad de Bengasi (noreste) el Ejército Nacional Libio que encabeza Haftar informó este miércoles sobre el derribo de un avión militar que había despegado desde Misurata, ubicada a unos 210 kilómetros al este de Trípoli, y que pertenecería a las fuerzas del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN).
Por su parte, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) António Guterres, reiteró su exigencia de un alto al fuego entre las partes contendientes.
«Está claro que estamos ante una situación muy peligrosa y que debemos detenerla», dijo tras sostener una reunión a puerta cerrada con miembros del Consejo de Seguridad.
«Es obvio que mi llamado para que no hubiera una ofensiva y para que se detuviesen las hostilidades no fue escuchado», lamentó el diplomático portugués que visitó la semana pasada territorio libio.
Guterres insistió en que «no hay una solución militar» para el conflicto y destacó que «aún hay tiempo para que haya un cese de las hostilidades y para evitar lo peor, que sería una dramática y sangrienta batalla por Trípoli».
La ofensiva sobre la ciudad capital comenzó el pasado jueves con ataques terrestres y aéreos que permitieron a las fuerzas comandadas por Haftar tomar control de algunas poblaciones periféricas, mientras el Gobierno de Fayez Al Sarraj buscaba contener su avance.
Desde las elecciones parlamentarias de 2014 Libia tiene en la práctica dos gobiernos. En Trípoli está asentado el que es reconocido como legítimo por la mayoría de los países y por el Consejo de Seguridad de la ONU, en tanto una segunda estructura que se niega a reconocer la autoridad de Al Sarraj consiguió hacerse del poder en la ciudad de Tobruk (este).
El país africano permanece sumido en una profunda crisis social y política desde la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que en 2011 propició el derrocamiento y homicidio del líder histórico Muamar Gadafi.