Rodríguez Saá y un discurso que oculta la cruda realidad puntana.
Por:
Johana Gómez.
Referente provincial del PTS/Frente de Izquierda.
El pasado lunes 01 de abril, el actual Gobernador de la provincia, Alberto Rodríguez Saá, abrió las 32º sesiones ordinarias de la legislatura puntana, haciendo un balance de su administración desde abril del año pasado a la actualidad y, lógicamente, dando a conocer las principales medidas de gestión que tomará durante el 2019, año netamente electoral en el que se juega su reelección en la gobernación.
Palabras más, palabras menos, el primer mandatario local se refirió a la crisis económica que atraviesa el país y a los índices de pobreza, inflación y desempleo nacionales que han afectado a la provincia.
En ese marco, reivindicó las políticas tomadas por su gestión para atenuar los efectos de la crisis nacional (aumentos salariales del 40%, créditos para pequeños comerciantes y taxistas, entre otras) y anunció la implementación de un programa llamado “Empezar” para que los jóvenes de entre 17 y 25 años tengan su primer empleo, con grandes beneficios para las empresas que manifiesten su adhesión.
También destacó la suscripción de convenios con empresas privadas para que le den trabajo a los beneficiarios de planes sociales que vienen capacitándose, bajo el régimen del programa llamado “Trabajo por San Luis”, en el cual, el Estado provincial pagará por un año parte del sueldo de los beneficiarios que trabajen en el sector privado. Y, por último, adelantó obras públicas en salud y educación.
¿Qué NO dijo el Señor Gobernador?
A tono con el calendario electoral, Alberto Rodríguez Saá, quien se juega la reelección como Gobernador de la provincia en las elecciones locales de junio, prefirió no mencionar algunas realidades y cuestiones de la situación puntana que, lógicamente, son piantavotos.
Una de ellas, tiene que ver con la relación aumentos salariales e inflación. Mientras el mandatario puntano enfatiza el 40% de aumento salarial otorgado este año para el sector estatal, a pagarse en cuatro cuotas de 10% – la última recién en diciembre – los datos arrojados por la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos marcan un manifiesto desfasaje y una clara pérdida del poder adquisitivo de quienes trabajan para el Estado provincial, ya que ha habido una inflación del 55,2% durante el período febrero 2018/febrero 2019 y una inflación del 7,6% en los dos primeros meses del corriente, y habrá una probable inflación de 3 a 5% para el mes de marzo.
Otra, tiene que ver con los índices de pobreza en la provincia. Luego de que se conociera el último informe del INDEC, el gobierno provincial ha quedado sin palabras acerca del crecimiento de la tasa de pobreza local en 13 puntos. En el último semestre del 2018, la pobreza en San Luis pasó de un 17,9% a un 31,3%, apenas por debajo de la media nacional que registró un 32%.
También, Rodríguez Saá olvidó mencionar los tarifazos impuestos por su gobierno en el boleto del transporte interurbano. Luego de que el ejecutivo provincial otorgara un préstamo sin interés de 35 millones a las empresas privadas que brindan el servicio de transporte, aquél y estas coincidieron en que se decreten aumentos en el costo del boleto que van del 13,8 al 33%, de acuerdo a los diferentes corredores viales de la provincia.
Por último, como siempre suele suceder en el discurso inaugural de las sesiones ordinarias de la legislatura puntana, se omitió hablar de la precarización laboral reinante en la provincia. Si se tiene en cuenta que a nivel nacional el trabajo precario alcanzó el 35,3%, los anuncios de los programas llamados “Empezar” y “Trabajo por San Luis” no hacen más que confirmar el aumento de la desocupación y la profundización de la lógica gubernamental de crear empleo barato para el Estado y las empresas, destacándose por su ausencia la estabilidad laboral, los salarios acordes a los costos de la canasta básica familiar y los derechos gremiales, sociales y previsionales de quienes accedan a los programas laborales anunciados por el gobierno provincial.
¿Dónde está el anti-macrismo?
Con tales realidades puntanas y con la crudeza de las mismas, el kirchenrismo y el progresismo locales miran para otro lado, llevando como cabeza y líder de las listas para las elecciones provinciales del próximo 16 de junio a Alberto Rodríguez Saá, en una suerte de frente anti-macri, al igual que en otras provincias del interior del país.
Con la esperanza y la tradicional usanza del “mal menor”, sindicalistas, políticos y referentes de los Derechos Humanos que años atrás vivieron en carne propia la persecución y la represión estatales en manos del actual Gobernador (entre las cuales se puede contar el recordado “puntanazo” del 2004) ahora van detrás de la figura del mismo Rodríguez Saá que en 1978 – plena dictadura cívico militar – le envió una carta al Almirante Emilio Eduardo Massera, solicitándole medidas contra activistas y militantes locales catalogados de “subversivos”.
Así las cosas, el “mal menor” anti-macrista queda a mitad de camino cuando se trata de ajustar a los sectores más ricos de la sociedad; romper con el FMI y no pagar la deuda externa; estatizar el transporte y otros servicios, poniéndolos bajo gestión de sus propios trabajadores y control de comités de usuarios; y reducir la jornada laboral a 6 horas, 5 días de la semana, para repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, con estabilidad laboral y un salario acorde al costo de la canasta básica familiar.
Cada vez resulta más claro que la única alternativa política que puede llevar adelante esas medidas mínimas cruciales para salir de la crisis actual, junto con otras de carácter anti-capitalista y en beneficio de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, es el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) con la fuerza de Nicolás Del Caño, Myriam Bregman y demás referentes provinciales del PTS.
El camino cambiemita, por un lado, y el camino mal-menorista, por otro, no son más que puro humo político – electoral con promesas de campaña tradicionales, que ya todos conocen, que siempre y en cada elección hacen, y que nunca terminan de cumplir por los mismos compromisos que tienen con el empresariado nacional, las multinacionales y las casas de crédito internacionales como el FMI.