El exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas cumplió un mes en huelga de hambre el martes en rechazo a la condena por supuesta corrupción y como denuncia al juicio que considera una persecución política.
Los familiares y compañeros de Glas y líderes del mundo han hecho llamados a las autoridades ecuatorianas para favorecer la protección del exfuncionario elegido junto al presidente Lenín Moreno, pero que no pude ejercer el cargo debido a la condena de seis años en prisión.
La madre de Glas, Norma Espinel, asegura que en Ecuador le quiere entregar un cuerpo sin vida, mientras que el Gobierno de Moreno asegura que está recibiendo la atención médica que requiere, pero no se hace responsable de los efectos en su salud por la huelga.
Espinel asegura que su hijo es inocente y que «ellos (la justicia) lo saben», así como lo sabe «el pueblo de Ecuador» y «el mundo entero».
«Una vez más, magistrados del mundo, pueblos del mundo, esta madre se los pide con lágrimas en los ojos, ya no sé como más pedir», enfatizó.
Por su parte, la parlamentaria andina Rosa Mirella Cárdenas advirtió que la salud del exvicepresidente de Ecuador está en peligro por hallarse en una situación crítica.
Además, indicó que la masa muscular de Glas ha disminuido notablemente. «Ha bajado de peso y su comunicación oral se ha visto relentizada. «Su salud está en declive, puede tener daños irreversibles», manifestó Cárdenas.