La economía macrista navega entre medidas regresivas deliberadas y mala praxis, combo que agudiza el naufragio, cuyo desenlace traumático fue postergado con el abrazo desesperado al Fondo Monetario Internacional. El objetivo del organismo financiero, en cambio, no reconoce fragilidades: los dólares que entrega son para atender los vencimientos de intereses y capital de la deuda externa. O sea, el renovado rescate, aprobado anteayer por el directorio del FMI, no es al gobierno de Mauricio Macri, sino para salvar a los acreedores de un nuevo default argentino, destino que fue convocado por la política económica de la Alianza Cambiemos. Ese auxilio evita además la caída de Macri al abismo y que sea él, un presidente disciplinado a cada uno de los intereses geopolíticos y económicos de Estados Unidos, habilitó casi sin resistencia ese salvataje. A cambio de los dólares que pasan a fortalecer las enflaquecidas reservas del Banco Central y que sirven para eludir la cesación de pagos, el FMI exigió la libre flotación del tipo de cambio, política que ha sido reafirmada en el nuevo acuerdo. Esto implica una fortísima devaluación, que viene a cumplir dos objetivos subsidiarios del principal.
Un objetivo es imponer una veloz redistribución regresiva del ingreso y una reducción del costo salarial en dólares. El otro, definir un ajuste del sector externo vía una vertical caída de las importaciones y disminución de la demanda de divisas por turismo al exterior y por fuga de capitales.
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Con ese horizonte y para evitar otro traspié con la economía macrista y, en especial, para advertir acerca de que los dólares del FMI no se tocan para otra cosa que no sea pagar deuda, los técnicos del organismo abrieron el paraguas. Tienen motivos para estar prevenidos y lo dejaron escrito en el staff report. Señalan que el anterior acuerdo aprobado en junio pasado fue decepcionante porque a los tres meses el gobierno de Macri incumplió en las metas establecidas de inflación, de reservas internacionales netas mínimas, en montos de contratos de dólar futuro y de asistencia del Banco Central al Tesoro Nacional. Y abrieron el paraguas teniendo en cuenta también las experiencias pasadas de fracasos con Argentina.
Advertencias
El informe que presentaron al directorio del Fondo, para su evaluación previa a la aprobación de una ampliación del crédito al gobierno de Macri, menciona esos incumplimientos y además asegura lo siguiente:
La deuda argentina está al borde de la insustentabilidad.
El ajuste fiscal propuesto por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tiene que mejorar su calidad, además de considerar que puede no cumplirse porque es “muy ambicioso”.
La inflación descenderá el año próximo, pero existe riesgo de que lo haga a un ritmo más lento que el previsto por las autoridades.
Critican al presidente Macri por haber anunciado este segundo acuerdo sin haber sido concretado, señalando que ese comportamiento generó inestabilidad en el mercado financiero, con fuerte suba del riesgo país, alza de la tasa de interés y aceleración de la depreciación de la moneda doméstica. También censuraron con dureza la gestión de Luis Caputo en el Banco Central, al que acusaron de tener una política poco transparente y de desconocer los compromisos definidos con el FMI porque vendió dólares de las reservas sin una estrategia clara. Cuidar el stock de reservas es lo más relevante para la tecnoburocracia del Fondo. Reafirmaron, y con más énfasis que en el acuerdo anterior, que sus dólares que van a parar al Banco Central no deben ser utilizados para financiar la fuga de capitales ni para intervenir en el mercado de cambio, sino exclusivamente para garantizar el pago de intereses y capital de la deuda.
Ajustazo
Hasta a los técnicos del Fondo el programa fiscal de Dujovne les parece exagerado, aunque lo respaldan. Al ajuste fiscal lo denominan “consolidación fiscal” y en la versión de junio pasado era evaluado como exigente. El punto 8 del reporte, dedicado a puntualizar los riesgos de la sustentabilidad de la deuda, menciona que la propuesta fiscal “es ambiciosa en relación a situaciones similares en otros países”. Precisa que el ajuste de junio se ubicaba entre el 13 por ciento de los planes stand-by más profundos acordados por el FMI con países miembros, y ahora éste se encuentra en el 5 por ciento más estricto. O sea, el ajuste macrista tiene el privilegio de ser uno de los más brutales aplicados en la historia del Fondo Monetario.
El recelo que expresan los técnicos del FMI a la posibilidad de cumplimiento del ajuste fiscal se extiende a aspectos vinculados al manejo político del gobierno, cuando observan críticamente la intervención de Macri (el insólito mensaje de 104 segundos vía Facebook) en momentos que el primer acuerdo se diluía. El relato que exponen es elocuente: “En la última semana de agosto, la difícil situación dio un giro dramático cuando el presidente Macri anunció públicamente que había llegado a un acuerdo con el Fondo para adelantar recursos del programa para financiar las necesidades fiscales del Gobierno en 2018-2019. La incertidumbre en torno al anuncio amplificó la volatilidad del peso (que ya había estado en una tendencia de caída), lo que llevó a la moneda a depreciarse en un 8 por ciento frente al dólar el día del anuncio. Al día siguiente, a pesar de un aumento de 1500 puntos básicos en la tasa de interés de referencia, un aumento de 5 puntos porcentuales en los encajes y la venta de reservas de 330 millones de dólares, la moneda cayó otro 11 por ciento. Los diferenciales de los bonos aumentaron dramáticamente, con un alza de los Credit Default Swap de 1 año desde 499 puntos antes del anuncio a 798 puntos. Durante agosto, el peso se depreció un 26 por ciento frente al dólar”.
Tasas y dólar
Los técnicos del Fondo lanzaron al cesto de basura el régimen de metas de inflación, que inicialmente diseñó el entonces ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat-Gay y el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger. Ante el estrepitoso fracaso de esa política, ahora dicen que para reducir la inflación el Banco Central “adoptará un régimen de política monetaria más sólido, más simple y más verificable”. Esta definición es, a la vez, una evaluación del experimento del sistema de Metas de Inflación.
El FMI apoya el Plan Emisión Cero, al indicar que el aspecto principal del nuevo marco es un compromiso de limitar el crecimiento de la masa monetaria a 0 por ciento mensual (calculado como la variación del promedio mensual) hasta junio 2019, “con el fin de reducir firmemente la inflación y las expectativas inflacionarias”. Prevé que la base monetaria crecerá al 1 por ciento mensual a partir de ese mes.
Como complemento de esa estrategia, adelanta que existe el compromiso del Banco Central de no permitir que las tasas de interés de corto plazo desciendan a menos de 60 por ciento hasta que las expectativas inflacionarias a 12 meses hayan disminuido de forma contundente por lo menos durante dos meses consecutivos. Ambas medidas, emisión cero y tasas elevadas, aseguran un proceso recesivo prolongado
Después de ver cómo fue dilapidado el primer tramo del crédito por 15 mil millones de dólares, el FMI se aseguró de que el Banco Central ratifique la adopción de un régimen de tipo de cambio flotante sin intervención. Deja abierta la posibilidad de hacerlo en el caso de una fluctuación extremadamente excesiva del tipo de cambio, pero aclarando que deberá ser en forma limitada. El Gobierno se compromete a no realizar venta de divisas mediante bancos estatales (Nación) y afirma que el Tesoro Nacional no tiene intención de vender dólares de los desembolsos del FMI en lo que resta de este año. A la vez, la participación en el mercado de dólar futuro deberá restringirse por exigencia del Fondo: el stock que tiene el Banco Central se mantendrá en 3600 millones de dólares hasta fin de diciembre próximo, para luego tener que reducirlo en los meses siguientes.
Desembolsos
Con esas condiciones, tasas elevadísimas por varios meses y fuerte restricción al Banco Central para intervenir en la plaza cambiaria, ambas medidas para cuidar que los dólares del FMI se utilicen sólo para pagar deuda, el organismo redefinió el programa de auxilio a la economía macrista.
Para éste y el próximo año, aumentaron en 19.000 millones de dólares, para totalizar un plan global de 56.300 millones hasta 2021. Los desembolsos del FMI para el resto de 2018 serán en más del doble en comparación con el programa original, subiendo a un total de 13.400 millones (además de los 15.000 millones ya desembolsados). Los desembolsos previstos para 2019 también se duplican prácticamente, a 22.800 millones, dejando apenas 5900 millones para 2020-2021.
El Fondo explica que “ya no se prevé que los recursos disponibles en virtud del programa sean considerados de carácter precautorio, y las autoridades han solicitado destinar el financiamiento del FMI con fines de apoyo presupuestario”. Esto implica que los dólares se desembolsarán para evitar el default. El primer giro será de 5700 millones de dólares.
Oposición
El informe del equipo de técnicos del FMI, liderado por Roberto Cardarelli, revela la satisfacción por la actitud de sectores políticos de la oposición. En realidad, muestran sorpresa por el respaldo al ajuste, comportamiento que quedó explícito en la media sanción en la Cámara de Diputados del Presupuesto 2019. Reconocen que “habrá tiempos difíciles para el pueblo argentino, pero los planes de las autoridades merecen el apoyo de la comunidad internacional”, para elogiar la participación que ha tenido el senador Miguel Angel Pichetto y un grupo de gobernadores peronistas en este proceso.
El Fondo expresa que “a pesar de una situación económica complicada y una historia difícil con los préstamos del FMI, la oposición social al programa ha sido más suave que la esperada” y se manifiestan seguidores de Miguel Angel Pichetto, al mencionarlo en tres oportunidades en el staff report. “Existe una amplia comprensión de algunos gobernadores que acompañaron el plan fiscal y además hubo declaraciones del presidente del bloque del Partido Justicialista del Senado que indican su respaldo”, apuntan.
Riesgos
No sólo habrá una supervisión general a la política económica; los técnicos del Fondo encargados del monitoreo también recibirán información diaria, semanal y mensual de las principales variables, serán consultados en forma continúa acerca de la marcha de las metas establecidas, que luego la Junta Ejecutiva del FMI evaluará.
La apuesta del FMI de entregar un mega paquete de auxilio para administrar la economía macrista consiste en que el ajuste, mientras se garantiza el pago de intereses y capital de la deuda con sus dólares, provoque un shock de confianza en grandes inversores del mercado internacional para que Argentina pueda tener acceso al financiamiento externo.
En el reporte los técnicos fondomonetarista indican que “la capacidad de la Argentina para reembolsar al Fondo se considera adecuada, aunque está sujeta a mayores riesgos”. Reconocen que es muy elevada la exposición crediticia del organismo con el país en comparación con otros casos. Pero estiman que el apoyo financiero del FMI reducirá los riesgos de insolvencia y del déficit del sector externo, lo que “permitiría a la Argentina acceder al mercado de capitales global”, y así empezar a cancelar el crédito con el organismo.
De todos modos apuntan la existencia peligros que pueden llegar a alterar ese sendero. Para precisarlos, los encargados de auditar la economía macrista realizaron un análisis dinámico de la actual situación. Plantean que existen varios riesgos, entre los que destacan los siguientes: que la respuesta de inversores a la refinanciación de deuda (Letes) sea bajo y, por lo tanto, los dólares del Fondo no alcancen para cubrir los vencimientos; que no se pueda cumplir con la meta del déficit fiscal cero; que el nuevo esquema monetario no sea creíble para el mercado y pueda haber un nuevo salto inflacionario; y que a nivel externo siga subiendo la tasa de interés y se agudice la guerra comercial.
Mencionan además un riesgo en el frente político. Dicen que “es probable que sea difícil mantener el apoyo social y político para el ajuste propuesto por las autoridades, especialmente cuando la desaceleración económica se profundice. Este riesgo se ve agravado aún más por el hecho de que habrá elecciones nacionales en octubre de 2019”. Tantas veces se quemaron con leche argentina, que los técnicos del FMI aprendieron que lo más prudente es abrir el paraguas.