Es llamativo que el pasado sábado los medios nacionales, proclives a transmitir acontecimientos importantes, hayan desarrollado una escasa cobertura, por no decir nula, de la multitudinaria marcha a Lujan que refleja cabalmente la situación real que vive nuestro país.
Será porque aun a pesar de las diferencias y superando en cierto sentido la “grieta”, el objetivo reunió a distintos sectores que en más de una oportunidad parecieran enfrentados, y que sin embargo ahora el lema “Paz, Pan y Trabajo” abrió la oportunidad ante una realidad que agobia, uniéndose más que por el amor, por el espanto. Entendiendo por espanto el hambre, la falta de trabajo, el deterioro de la educación y la salud públicas, el ajuste y por sobre todas las cosas la falta de esperanza de construir un mejor futuro de forma más inmediata.
Lejos quedaron los globos y la alegría planteada hace 3 años y la promesa de que el futuro de progreso y superación se encontraba a la vuelta de la esquina con solo invocarlo o pregonarlo en el discurso de campaña. Discurso que se ha transformado en un informe climático y que pone a la Argentina en la condición de barco a la deriva próximo al naufragio.
A esto debemos sumar los cinco actos en conmemoración del día de la Lealtad, que fueron analizados solo desde las individualidades, pero que en un ejercicio matemático, de suma, significan el grado de desasosiego y la necesidad de no perder la esperanza de contar con una fuerza política que pueda revertir en el mediano plazo semejante estado de situación.
¿Será esto lo que influyó en los medios hegemónicos y adeptos a este gobierno para que invisibilizaran semejante manifestación popular?
De ser así podemos pensar que todos los plazos se están acortando y que las agendas se aceleran, y que una vez más los medios de comunicación serán determinantes para la suerte de quienes pretenden marcar el destino de nuestro país.