Al transporte público de pasajeros en zonas urbanas y de media distancia de la provincia no se les exige tener cinturones de seguridad para los pasajeros. “Viaja gente parada, por lo que sacar cualquier normativa sobre el uso del cinturón sería inútil y hasta ridícula”. Debemos pensar y repensar que, la única manera de imponer su uso sería modificando todo el sistema de transporte. “En otros países, apenas te subís el chofer espera que te sientes, te asegures y luego arranca”, esto que hoy es una utopía debemos trabajar para que sea viable.
A pesar de esto, aseguró que es totalmente recomendable. “Salva vidas, está demostrado y más que comprobado”. De todas formas, se mostró cauto ante una modificación de la legislación vigente para que exija el cinturón a todos los ocupantes de un vehículo: «Hay contar con el aporte de muchos especialistas y comparar con otros países”.
En un recorrido por las distintas Terminales de Cuyo, usuarios y empleados de firmas de transporte de larga distancia reconocieron que el cinturón es poco utilizado. “Se le recomienda a la gente que se lo abroche, pero se calcula que sólo un 40 % lo hace”, expusieron los asistente de a bordo entrevistados.
Los choferes con más de 20 años al volante, coincidieron: “Se les dice lo del cinturón pero no lo usan porque no se les obliga. De alguna manera falta concientización”. Según estos conductores, los controles que la CNRT hace a los micros en la provincia son muy exhaustivos y efectivos, pero en Chile el sistema de control es diferente.
Y muchos pasajeros a punto de abordar, reconocieron que muchas veces se les olvida de abrocharse el cinturón. “Cuando pasan el video de seguridad se acuerdan y toman, si no, se duermen tranquilo y piensan que no va a pasar nada”, manifestaron. Como así también varias damas presentes, pasajeras, relataron que ellas prefieren no utilizarlo porque les da miedo: “Sienten que si pasa algo van a quedar atrapada y va a ser peor no poder escapar”.
Y en menor escala, están los que siempre lo utilizan, y se lo ponen ni bien se sientan.
Por otro lado es muy importante usarlo, es para evitar ser despedido dentro del mismo, debido que a cualquier objeto que viaja suelto va a la misma velocidad que va el ómnibus, por lo cual, en caso de una colisión con un obstáculo
El vehículo se detiene abruptamente contra el obstáculo. Y los cuerpos de los ocupantes del vehículo siguen moviéndose hacia adelante a la velocidad que el vehículo traía hasta ese momento, impulsados por una fuerza enorme, que equivale a unas 40 veces el peso de cada persona, desplegada en la desaceleración brusca. Si no están atados/sujetos, golpearán contra el tablero y/o contra el parabrisas. Y los ocupantes de los asientos traseros, si los hubiere, serán impulsados, con esa misma fuerza, hacia la parte de adelante. Golpearán a los ocupantes de adelante y la parte delantera del vehículo. Eventualmente pueden ser despedidos fuera del vehículo, aumentando 6 veces las posibilidades de morir, al impactar contra el suelo o cualquier objeto rígido.
Por otro lado, siguiendo en este proceso de hacer una re-lectura de todo el sistema de transporte público, Todos los días al ver un colectivo al desborde en horas, muchos nos preguntamos cuánta gente más puede llegar a dejar subir el chófer por viaje. Es raro acertar: cuando parece que nadie más entra, la puerta se abre otra vez. Mientras que en promedio un colectivo tiene 33 asientos es posible comprobar que muchas veces viaja más de ese equivalente parado, es decir, más de 70 personas, a criterio de cada chófer, mientras que siempre las puertas vayan cerradas.
Para concluir este tema NO SE DEBE DEJAR A CRITERIO DEL CHOFER, SINO QUE SE DEBE LEGISLAR, REGLAMENTAR Y HACER CUMPLIR LA LEY. ESTE VACÍO LEGAL DEBE SUBSANARSE. POR MÁS QUE EL COLECTIVO CUENTE CON SEGURO, LAS VIDAS HUMANAS DEBEN PRESERVARSE. LA INCAPACIDAD PERMANENTE O LA MUERTE PUEDEN EVITARSE: NO DEBEN VIAJAR PERSONAS DE PIE Y SIN CINTURON DE SEGURIDAD.