Un empresario italiano de 57 años sacó un arma en medio del Palacio de Justicia y disparó contra su abogado -quien había renunciado a representarlo-, un testigo que estaba en los asientos públicos del tercer piso, y luego entró al despacho del juez que llevaba su causa y lo mató de dos balazos. El premier italiano, Matteo Renzi, aseguró que «se hará una investigación a fondo para entender cuáles fueron las fallas en el sistema de seguridad» del lugar.
Luego de asesinar a esas tres personas, el agresor, Claudio Giardiello, un empresario del sector inmobiliario e imputado por la quiebra de una compañía denominada «Magenta», se dio a la fuga en una moto y fue detenido media hora después en Vimercato, a unos 25 kilómetros en el noreste de Milán, cerca de un centro comercial donde reside un ex socio.
«Quería vengarme de todos los que me han arruinado», confesó Giardiello apenas fue detenido. El abogado asesinado se llamaba Lorenzo Alberto Claris Appiani, tenía 37 años y murió de un disparo en el corazón, tras informarle a Giardiello que renunciaba a ser su defensor en un juicio por bancarrota. El juez muerto era Fernando Ciampi, de la sección fraudes y bancarrotas, y no se dieron datos sobre el testigo que, aparentemente, no tenía nada que ver en todo el asunto.
En total el asesino disparó trece veces dentro del edificio y, según el ministro del Interior, Angelino Alfano, «estaba dispuesto a seguir matando».
El tiroteo desató polémica sobre las medidas de seguridad en esa ciudad que se prepara a recibir a más de 20 millones de visitantes en los próximos siete meses. «La exposición no tiene nada que ver con lo ocurrido en el tribunal», recalcó Renzi.
Por su parte el ministro del Interior, Angelino Alfano, quien se encontraba en Milán para presidir una reunión del comité nacional para la seguridad en vista de la Exposición Universal de Milán que se inaugura el primero de mayo, elogió al cuerpo de carabineros por la «extraordinaria acción» con la que logró interceptar al agresor.