Tras diversas medidas económicas impuestas por el Gobierno de facto de Brasil liderado por Michel Temer, la población más desprovista de recursos se ha visto gravemente afectada, mientras que los ejecutivos de altos ingresos se han visto beneficiados en cuanto a los ingresos percibidos por sus salarios.
Según datos recabados por la Comisión de Valores Mobiliarios (CVM) el salario mínimo brasileño se ubica en 954 reales (249,67, dólares) lo que marca una abismal diferencia con el ingreso de un ejecutivo que gana al menos tres millones de reales por mes (785.130 dólares).
De acuerdo con la lista emitida por el organismo, entre los ejecutivos más privilegiados está el presidente del Itaú Unibanco Holding S.A, quien obtuvo una remuneración anual de más de 40 millones de reales (10.468.400 dólares).
Foto: Brasil de Fato.
Estos ingresos, en comparación con los salarios de educadores, confirman que la educación no es una de las prioridades de la administración de Brasil.
Un educador brasileño gana un piso salarial de 2.455,35 reales (642,59 dólares) por 40 horas de trabajo semanales.
Ante esta realidad, la coordinación de la Confederación Nacional de los Trabajadores en Educación (CNTE), Rosilene Correa, señaló que viven en «el país de las injusticias, de las desigualdades». Es claro «en qué nivel de prioridad se encuentra la educación, principalmente la educación pública».
Por su parte, el sociólogo y director técnico del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Dieese), Clemente Ganz Lúcio, señala que esto expresa la desigualdad descomunal que hay entre los diversos países del mundo.
«Esa desigualdad no es sólo perversa sino también tributariamente injusta», expresó en directivo del Dieese.
Para Ganz Lúcio, el salario mínimo que debería percibir un brasileño que tenga un núcleo familiar de dos adultos y dos niños debería ser de al menos 3747,10 reales (980,65 dólares).