Un buen conductor no es aquel que maneja a gran velocidad, hace maniobras arriesgadas y dice que maneja mejor cuando consume alcohol, si no aquel que conduce con responsabilidad, respeta las normas de vialidad, el derecho de los demás y aplica técnicas de manejo seguro y a la defensiva.
Si bien a algunos conductores se les puede etiquetar por alguna conducta repetitiva cuando conducen (agresivos, temerarios, distraídos, etc) a los conductores los podemos clasificar en dos tipos: conductores seguros y conductores peligrosos.
Existen comportamientos y malos hábitos que pueden convertirnos en conductores peligrosos ya que nos ponernos en riesgo a nosotros mismos y a los demás. Por ejemplo:
No controlar las emociones.
Conducir con estrés.
Conducir cansado.
Distraerse cuando conduce.
Agresividad al conducir.
Imprudencia.
Exceso de confianza.
Exceso de velocidad.
Egoísmo y prepotencia al conducir.
Mezclar alcohol y volante.
Hablar por teléfono.
Comer. Fumar.
Maquillarse.
Cambiar estaciones de radio o poner un CD.
Pasarse la luz roja de un semáforo.
Conducir demasiado cerca del vehículo de adelante.
Chatear.
Sobrepasar los límites de velocidad.
Volumen muy alto de la música.
Conducir con una sola mano.
Buscar algo mientras se conduce.
Cambiar continuamente de carril.
El control de las emociones juega un papel muy importante en la conducción, diferentes circunstancias nos pueden llevar a diferentes tipos de comportamiento. Así un conductor que normalmente conduce tranquilo, puede ponerse agresivo cuando hay tránsito, lleva prisa, o cuando otros conductores cometen errores.
Las malos hábitos y conductas al conducir multiplican las posibilidades de sufrir un accidente, entre más se tengan mayores serán las posibilidades de sufrir un accidente.
Lo que dice la Luchemos por la Vida es absolutamente cierto. Evitá distraerte y/o conducir a ciegas, lo que multiplica por 9 las chances de morir en un siniestro de tránsito. Dedicá toda tu atención al camino y cuando llegues a destino deciles a todos los que te contactaron que ya estás disfrutando del fin de semana. En vez de “manos libres”, instalá la “mente libre” para conducir y disfrutar.
¿No ves la hora de llegar? Pero para disfrutar tu tiempo libre, primero tenés que llegar!!!
1. ¿Estás por salir de minivacaciones? Muchos, el fin de semana largo emprenden un viaje, junto a sus familias. Están hechas las reservas, el equipaje está listo… ¿Y el auto? Son muy importantes los servicios al auto.
2. ¿Querés ganar tiempo? Que no sea conduciendo de noche o cansado. Antes de salir a la ruta descansá bien para salir a la ruta con todas tus luces. Y si no hay posibilidades de alternar la conducción con otro, tomate un descanso de 10 minutos cada 2 horas, y hacé algunos breves ejercicios de estiramiento y relajación.
3. ¿Cuántos son dentro del vehículo? Todos deben colocarse el cinturón de seguridad. ¿Los más chicos tienen sus butacas instaladas? Es importantísimo para sus cuerpitos que viajen en ellas, y ajustados con el cinturón de seguridad.
4. ¿Estás por almorzar para después salir o volver a la ruta? Si conducís, comé liviano y optá por agua o una gaseosa. Evitá por completo ingerir bebidas alcohólicas.
5. ¡Al fin vamos de minivacaciones! Invertí media o una hora más de tiempo en la seguridad de tu familia, no sobrepases los 90/100 Km por hora, ni aún donde esté permitido, Disminuir 10 Km/h la velocidad habitual de circulación aumentará notablemente la seguridad.
6. ¡Si estás manejando, no fumés! El cigarrillo o sus cenizas pueden ocasionar graves accidentes.
7. Para que las minivacaciones comiencen desde que salís de casa, manejá tranquilo y con calma. No reacciones ante los violentos que aparezcan en el camino.
8. Conducir es una acción compleja que nos exige mucho más de lo que parece. Involucra al conductor psicológica y físicamente. Entre otras cosas, es importante para el conductor conocer el propio estado de salud.