San Luis (LaNoticia) 08-03-18. El conflicto con las beneficiarias Ellas Hacen se produjo más por negligencia propia de los funcionarios municipales que por algún `complot´ ajeno.
Antes de comenzar este análisis, debemos dejar en claro que, en apariencia, sería real que las mujeres del Ellas Hacen no podrían tener otro plan, lo que habría llevado a que fueran suspendidas al tenerlo. Más allá de esta realidad, hay otra realidad que debería pesar más que la primera, y es el origen de este plan en particular.
Ellas Hacen es producto de las políticas sociales del pasado “proyecto Nacional y Popular que encarnaron Néstor y Cristina” -como gustaba decir Enrique Ponce en cada discurso dado en su primer mandato, pero `olvidado´ luego de la salida de Cristina del Gobierno nacional-. Ellas Hacen nace para darle contención a las mujeres en estado de vulnerabilidad económica y víctimas de la violencia de género que, en un principio las obligaba a terminar sus estudios, sabiendo que la educación es la base de la libertad económica de la mujer. Pero en este mundo neoliberal, el tener título secundario no asegura el trabajo, si no pregunten a todos los despedidos durante estos dos años de gestión del presidente Mauricio Macri. Esto significa, que además del estudio, la presencia del Estado con estas mujeres debe continuar hasta que consigan un trabajo digno, algo tan difícil por estos días. Es más, la idea era sacarlas de la vulnerabilidad económica, pero luego de dos años de neoliberalismo puro que logró una inflación muy superior al aumento de haberes, la gran pregunta que debemos hacernos, con la mano al corazón, es ¿Qué puede hacer una mamá de varios hijos del Ellas Hacen con $ 4.300, cuando la canasta básica se ubica en $ 15.000 a $ 17.000 aproximadamente? “Que busquen trabajo”, se suele leer en las redes sociales, y volvemos a repetir, como si conseguir trabajo fuera tan fácil por estos días.
Justamente mujeres que están en un plan dedicado a sacarlas de la violencia de género, fueron víctimas de la violencia institucional de la Municipalidad comandada por Enrique Ponce. Y esta es toda una realidad, porque fuimos testigos de cómo alguno de los matones de la Guardia Urbana las enfrentaban como si se tratara de una pelea hombre a hombre, cómo un descerebrado utilizó un matafuego para tirarles en la cara a las mujeres e intentar apagar las gomas que estaban intentando encender, cuando no tiene ningún tipo de autoridad para hacerlo, cabe aclarar -por las dudas-, que en la calle la acción pública está en manos de la Policía Provincial y no de matones a sueldo municipales. Ponce tiene que hacerse cargo de que no tuvo funcionarios a la altura de las circunstancias, y más si la responsabilidad de suspender el pago fue Nación -como ellos aseguran- y no el Municipio que tiene a su cargo.
Poca cintura
El que menos cintura mostró en este conflicto y quizá el responsable máximo de que la sangre llegara al río, fue sin dudas el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Sebastián Páez Segalá, quien si tomamos la escala de funcionarios públicos municipales, provinciales y nacionales, es el de más bajo escalafón, por cuanto es quien debería estar más en la calle viendo las necesidades de la gente, que por ejemplo, un ministro de Nación.
Pero parece que Páez Segalá nunca leyó o escuchó al `Che´ Guevara cuando decía que “los escritorios aburguesan a los hombres” y por eso el Che siendo ministro andaba por las fábricas y jamás en su oficina. Páez Segalá se aburguesó detrás de un escritorio, “yo las atiendo, pero que pasen de a tres” dijo, cuando apenas se trataba de 30 mujeres. ¿Quién se cree que es Páez Segalá? ¿El presidente de la Nación? Páez Segalá debió salir a la calle, a hablar con las, apenas, 30 mujeres, porque si no puede con 30 mujeres, más vale que se dedique a vender ballenitas en la plaza. Si Páez Segalá hubiera salido a hablar con las 30 mujeres, y le hubiera prometido buscar una solución, todos juntos, tal como lo hizo ayer, la historia hubiera tenido el mismo final, pero sin el conflicto de los dos días de quema de cubiertas y corte de calles.
Buscando el ejemplo en la misma gestión
Tanto Páez Segalá como el intendente Ponce -pero más el primero-, `olvidaron´ dos conflictos que hubo durante la primera gestión del mismísimo Ponce, en dos oportunidades, con los vendedores ambulantes.
Allí fue otro secretario municipal el que aplacó los ánimos y llegó a sendas soluciones. Se trata de Ricardo André Bazla -si los periodistas quieren corroborar este dato, solo tienen que apelar a su memoria o al propio Bazla-. Uno de ellos fue con los que pululaban por todo el centro y el otro con los que se instalaron en el bulevar construido por la gestión Ponce en calle Las Heras, entre Chacabuco y San Martín que lleva el nombre de un ex intendente Juan Bautista Picco.
En esas oportunidades, Bazla bajó de su oficina, y dialogó con los ambulantes. Fueron jornadas sumamente agitadas, con momentos en los cuales muchos pensaron que más de uno lo iba a agredir físicamente al funcionario, sin embargo, Bazla siguió adelante y terminó solucionando los temas; pero en la calle, no en la oficina. Bazla jamás dijo “que vengan a mi oficina, pero que pasen de a tres” como lo hizo Páez Segalá.
Cabe recordar, que en esas épocas, uno que hizo lo mismo que Páez Segalá, fue el que sigue siendo secretario de Gobierno, Francisco Petrino, quien le complicó la situación a Bazla, hasta que éste le pidió -puertas adentro- que no interviniera más y ahí las cosas se terminaron arreglando.
Futuro político
Estos dos días de conflicto fueron fatales para la imagen de Ponce, que si quiere ser candidato a Gobernador o Vicegobernador en 2019, sin dudas va a tener que hacer muchos cambios, porque de seguir este tipo de conflictos, su futuro es bastante negro.
Carlos Rubén Capella
lanoticiaensl@gmail.com