Ganemos las calles y confiemos en nuestra organización por el aborto legal, libre, seguro y gratuito. Que se escuche un sólo grito en el mundo contra la violencia de género. Demostremos que al gobierno de Macri como a los gobernantes de San Luis les podemos dar pelea por nuestros derechos.
Más de 40 países se adhieren al Paro Internacional de Mujeres y organizan manifestaciones masivas para este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. En nuestro país, se espera que la movilización sea de las más concurridas, ya que en cada provincia, incluida San Luis, se impulsaron asambleas y reuniones de mujeres para organizar las actividades de esa jornada.
A lo largo de los años, ha ido creciendo un movimiento de mujeres que se fortalece cada vez más ante cada caso de violencia de género, femicidio, trata de personas y muerte por abortos clandestinos. No es casualidad que las históricas reivindicaciones de las organizaciones de mujeres se estén imponiendo en las agendas de los gobiernos y en los debates mediáticos.
Hoy más que nunca debemos ir a fondo en esta pelea porque no podemos depositar confianza alguna en la casta política gobernante sino sólo en nuestras propias fuerzas. Durante años exigimos que se trate el proyecto de Ley impulsado por la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto”, siendo cajoneado por órdenes de la Iglesia y por la negativa del gobierno kirchnerista anterior encabezado precisamente por una mujer. Por eso, aunque el macrismo quiera lavarse la cara y salir de su crisis, aunque Claudio Poggi priorice sus creencias personales y no la salud pública, aunque Rodríguez Saá y sus legisladores nacionales eviten pronunciarse y manden un derecho reconocido mundialmente a una hipócrita consulta popular no vinculante, y aunque la actual oposición K, que lo negó años atrás, se encuentre en la encrucijada de no saber qué decir ni hacer públicamente, solamente con una enorme movilización de cientos de miles en las calles y un paro general activo que sirva de viento a favor podremos lograr que el aborto libre, seguro y gratuito sea Ley.
En este sentido, la fuerza para conquistar todos nuestros derechos como mujeres está. De hecho, existe en cada lugar de trabajo y estudio, pero se encuentra dispersa. En primer lugar, por el accionar de las burocracias sindicales que son afines a los gobiernos y a los partidos tradicionales representantes del clero y el empresariado que se niegan a convocar al paro. Y en segundo lugar, por el sectarismo de las mismas organizaciones de mujeres que, en algunos casos, no permiten que los varones puedan marchar junto a nosotras.
Lo cierto es que si realmente queremos ganar nuestras demandas tenemos que pensar cómo sumamos aliados a esta pelea y no aislar o alejar el movimiento de mujeres de otras luchas como las que se llevan a cabo contra los despidos, el ajuste y la represión. Dividir estas peleas sólo conlleva a reducir la capacidad de movilización en las calles y debilitar nuestras fuerzas, cuando realmente queremos y necesitamos ser cada vez más. Si bien la lucha por los derechos de las mujeres es una causa que nos debe tener de protagonistas, no es necesario que la enfrentemos solas. Necesitamos que nuestros amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo y estudio estén con nosotras, de nuestro lado, que marchen y paren por nuestras reivindicaciones y contra los gobiernos que nos atacan.
La marcha que este jueves 8 de marzo comenzará a partir de las 17:30 horas en el Correo Argentino de la Ciudad de San Luis, y las demás que se realizarán a nivel nacional y mundial, tienen que ser un punto de inflexión que multiplique nuestras fuerzas contra la violencia hacia las mujeres, los femicidios, las muertes por abortos clandestinos, las desapariciones por las redes de trata, por la real implementación de la Ley de Educación Sexual en los establecimientos educativos, por la real separación entre la Iglesia y el Estado, y por un Plan Nacional de Emergencia contra la violencia de género.
Las mujeres no tenemos nada que perder más que nuestras cadenas impuestas por el machismo, el patriarcado y esta sociedad capitalista.