Estimado lector, ante todo le ruego que me disculpe por la informalidad de la presente columna, dado que ha sido, un día al que podríamos denominar un “monumento a la transgresión” en toda la vasta sociedad de nuestra querida República Argentina. Transgresión que siempre tratamos de poner evidencia, que depende de nosotros, terminar con los incidentes viales. Y no es mucho menor, que siempre desde nuestro espacio, hacemos hincapié en que muerte por accidentes e incidentes viales, no es un simple número, detrás de esa muerte hay una familia truncada, lastimadas por el dolor. Proyectos de vida que disipan en las crueles estadísticas y lo que es peor en un sistema que pareciera que alimenta, esos siniestros.
Y si, le pedía que me disculpe porque arranqué el día pensando en la muerte, no porque sea una situación propia, si no que hoy es la conmemoración de que hace siete años, se iba de gira hacia la otra vida, Mi Viejo, mi querido viejo, como dice la canción de Piero. Internamente, es difícil, muy difícil encarar el día. En consecuencia, es inevitable relacionarlo con la aparición de un cuerpo en el Rio Chubut, y digo que somos un monumento de la transgresión, porque en todos estos días hemos sido testigos de todo tipo de imponderables políticos, humor negro y ocurrencias que no son de una sociedad civilizada…
Por otro lado, se ha usado las redes sociales como herramientas estratégicas y sólo voy a nombrar las del día de hoy donde es increíble, el trols que las sube, y lo que peor, detrás de esas maniobras hay un ser vil y despreciable, que piensa que nadie se va a dar cuenta, del uso de estrategias de guerras descriptas desde hace miles de años por culturas chinas…
Por otra parte siempre hemos abordado desde Clases de Manejo “San Jose” –clic acá para seguirnos en Facebook– que la seguridad vial es un hecho social y como tal no afecta y modifica a la sociedad. Queridos muchachos y muchachas, como les digo a mi alumnos, la fuerza de trabajo de face, de twuiter y la puta que los pario a todo la red, somos nosotros, y somos nosotros que eso que es parte de la era invisible, valga millones… y dado que somos tan generosos en usar mal el ingenio, la inteligencia, usémosla bien, por detrás de este caso aberrante, como tantos otros que he vivido y hemos vivido, hay una familia que sufre, hay seres humanos que ven cómo se va desojando esos momentos que juntos proyectaban. Proyectos que se han desmoronado sin poder hacer nada más que custodiar un cuerpo no vaya ser que, en este país ser un malviviente, es canchero, es picardía, se le ocurra alterar la escena de un crimen…
Y en memoria de mi difunto Padre él solía narrarme esta historia:
Un señor, hombre de campo, con mocasines agropecuarios, decía, llamado Pablo tenía un pleito contra un propietario en relación a unas tierras cuya titularidad se disputaban.
Cuando el juicio ya estaba prácticamente visto para sentencia,
Pablo recibió una llamada de su abogado.
-Don Pablo, esto está negro. No pinta nada, nada bien.
-Pero, ¿Qué me dice? Respondió el cliente alarmado.
-Lo que escucha. Nos ha fallado el perito, los testigos no han estado nefastamente desacertados…
-O sea, ¡Que está todo perdido! Y… ¿Si le mando un jamón al juez?
-¡Ni se le ocurra, Pablo! ¡Entonces ahí sí, que estamos indefectiblemente jodidos!
El tiempo transcurrió lentamente, hasta que llegó la sentencia. ¡El fallo daba la razón a Pablo y condenaba en costas a la parte contraria!
El letrado de Pablo, todo ufano y sin poderlo creer aún, telefoneó a su cliente para darle la buena nueva. Cuál fue su sorpresa al escuchar al viejo lobo de mar que era Don Pablo:
-Ya lo esperaba.
-Pero, ¿Qué me dice? Preguntó atónito el boga.
-Sí, sí. Le mandé el jamón al juez.
–¡! ¡!
–¡Pero a nombre de la parte contraria!
Traigo a colación esta historia de bribonería, ardid, truhanería… para ver si tomamos nota y empleamos nuestras habilidades, no para ganar pleitos con la viveza criolla… sino a fin de animarnos a volcar nuestra audacia, espíritu de iniciativa, empeño y capacidades en hacer el bien.
Porque me niego a compartir que de bueno a tonto haya un paso. Y porque debemos ingeniárnoslas para que haya un paso, un puente, de listo a bueno.
Debemos y necesitamos que dejemos de ser activista de sillón, transformarnos en arquitectos del bien común comprometidos con la sociedad y que si somos la fuerza de trabajo de las redes sociales hagamos que “Las buenas noticias dependan de nosotros”; aquéllas a las que me refería en párrafos precedentes.
Así que ya sabes, da lo mejor de ti; aporta tu granito de arena… que no hace un granero, pero ayuda al compañero. Y recuerda que todo vuelve, lo malo y lo bueno.
Habrá quien diga: “Yo, poco puedo aportar”… Y yo Te respondería con una máxima del escritor estadounidense Henry Van Dyke: “Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso, si solo cantasen los pájaros que mejor lo hacen”. Y, además, sería más aburrido…
Y, ya que hablamos de decantar, mejor o peor, interioriza bien lo que decía un enorme compositor, Beethoven: “El único signo de superioridad que conozco es la bondad”.
In memoria a MI VIEJO.
José Hugo Quevedo!!!