«Mi hijo debería estar en un hospital, no en la calle», dijo el padre del hombre que está preso acusado de matar a una argentina con una picadora.
Ahora, falta constatar que las muestras con el ADN de la familia de la mujer desaparecida.
Investigadores realizaron este martes un operativo en la casa de Bruno Fernández que duró más de diez horas. Los perros, cumplieron un rol fundamental para dar con algunos puntos clave donde luego se hallaron restos biológicos.
El siguiente paso será constatar esas muestras con el ADN de la familia de Adriana Gioiosa de 55 años que desapareció y estaba alquilando en la casa de la tía del acusado.
En tanto, el padre del «descuartizador» rompió el silencio. «Mi hijo debería estar en un hospital, no en la calle. La culpa es de los que lo dejaron salir», sostuvo el hombre cargado de angustia.
Hasta el momento, Bruno Fernández está encarcelado por su presunta relación con la desaparición de una argentina de 55 años, Adriana Giogiosa. Ésta residía en la casa que Bruno heredó de su tía en Majadahonda, de la que tampoco se sabe nada desde hace años. Se sospecha que el hombre la mató y descuartizó, ya que algunos vecinos lo vieron salir de ese domicilio con bolsas de basura muy grandes.
Para los vecinos, Fernández tenía varios comportamientos extraños. Era «seco y distante» y «a veces gritaba ¡Lucifer! desde la ventana y se reía como loco». Asimismo, aseguraron que guardaba en la terraza una pala que nadie sabe para qué servía.
Otra vecina aseguró que «daba mucho miedo ese chico. Ponía la voz muy grave, como si fuese otra persona, chillaba cosas de guerras y se reía mucho. Además -añade- tenía una pala enorme en la terraza que nos preocupaba».