El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, destacó en un artículo publicado en un medio estadounidense que su encarcelamiento es la «fase más reciente de un golpe de Estado en cámara lenta diseñado para marginar de forma permanente las fuerzas progresistas» del país.
A su vez, afirmó que aunque se encuentre en prisión se postulará como candidato a la Presidencia.
Desde el pasado 7 abril Lula cumple una condena de 12 años y un mes de prisión por presunta corrupción sin pruebas que sustenten dicho delito.
«Las fuerzas de la derecha me condenaron, me encarcelaron, ignoraron la evidencia abrumadora de mi inocencia y me negaron el habeas corpus solo para impedir que me postulara a la Presidencia», aseveró el expediente, que además lidera las encuestas de intención de voto para las venideras elecciones presidenciales.
«Pido respeto por la democracia. Si me quieren derrotar de verdad, háganlo en las elecciones», aseveró. A su vez, destacó que el juez Sergio Moro, responsable de su encarcelamiento, es el aliado de la ultraderecha y las élites para dejarlo fuera de la contienda electoral.
«Sin embargo, el verdadero problema no es Moro, sino los que lo han encumbrado a un estatus de intocable: las élites neoliberales de derecha que siempre se han opuesto a nuestra lucha por una mayor igualdad y justicia social en Brasil», aclaró.
A su vez, recordó que el Partido de los Trabajadores (PT) ganó las elecciones en 2002 porque ofreció una esperanza a un pueblo que todavía sufría las consecuencias de años de dictadura.
También recordó que fue el primer líder sindical en ser elegido presidente de Brasil. «Al principio, los mercados se inquietaron por este acontecimiento, pero el crecimiento económico los tranquilizó», afirmó.
Destacó cómo creció el país bajo su gestión y el posterior Gobierno de Dilma Rousseff, interrumpido por un golpe parlamentario.
Según reseñó el expresidente en ocho años redujo la pobreza a la mitad y el salario mínimo aumentó el 50 por ciento durante sus dos periodos presidenciales. Avances que fueron afectados por las políticas regresivas del Gobierno no electo de Michel Temer.
Mientras tanto, miles de campesinos se movilizan en Brasilia para respaldar la candidatura presidencial de Lula que será presentada este miércoles ante el Tribunal Superior Electoral (TSE).