Por:

Johana Gómez.

Referente provincial del PTS/Frente de Izquierda-Unidad.

El número de contagios por COVID-19 alcanzó un nuevo récord: 2.146 personas infectadas y 32 muertes en un solo día, llegando a casi 45 mil casos desde el inicio de la circulación del virus en el país. Estos datos no hacen más que confirmar el pronóstico en ascenso de la curva de personas contagiadas. Ya en diversas localidades de 8 provincias tuvieron que retroceder de fase y endurecer la cuarentena ante el alza de los contagios.

Lo alarmante de esta situación radica en que para hacerle frente al coronavirus contamos con un sistema de salud vaciado durante décadas por los distintos Gobiernos de turno, dejando como contrapartida un sistema destruido desde mucho antes de la pandemia y que lejos está de satisfacer las necesidades sanitarias más elementales de la población.

La estrategia casi exclusiva del Gobierno nacional consistió en retrasar la llegada del denominado “pico” mediante el aislamiento obligatorio. Si bien de esta manera se logró estirar la situación algunos meses, queda claro que, una vez retomada gran parte de la actividad, los contagios comienzan a subir de forma exponencial, y las medidas decretadas no alcanzan.

De hecho, no deja de llamar la atención que, a tres meses de pandemia, los insumos adquiridos por las gobernaciones aparezcan como claramente insuficientes, al punto tal de que en pocas semanas podría colapsar de conjunto el propio sistema sanitario.

Según fuentes del propio Ministerio de Salud de la Nación, las camas en terapia intensiva, contabilizando las que la administración nacional adquirió en estos meses de cuarentena, hoy alcanzan las 11.405 camas totales. De estas, sin embargo, y mientras la mayoría de la población se atiende en el sistema público, apenas el 38 % pertenece a la salud pública. El restante 62 % es parte del sistema privado.

Es decir que las camas para tratar a pacientes en situación crítica no sólo serán insuficientes, sino que tampoco estarán disponibles para el conjunto de la población. Ya el propio Gobierno de Alberto Fernández desistió rápidamente de centralizar el sistema de salud, aflojando ante la presión empresarial. Esta demanda elemental de poner todos los recursos disponibles al servicio de las grandes mayorías es una demanda que solo fue sostenida desde el Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad (FIT-U).

Otro elemento clave en relación al abordaje del coronavirus es el de la realización de testeos. En este punto, el Ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, reconoció hace algunos días que habían descuidado la realización de tests. Estos hubieran sido de mucha utilidad para poder  detectar con mucha mayor eficiencia qué sectores son focos de brote y contagios, dónde volcar más recursos y cómo realizar aislamientos verdaderamente efectivos.

El relato que el mismo Presidente quiso narrar como una supuesta opción por la salud (antes que la economía), hoy empieza a mostrar todos sus límites. Más aun con un presupuesto sanitario completamente insuficiente, que lejos está de dar respuesta a todos los requerimientos para afrontar el COVID-19; y con una economía que se derrumba, afectando las condiciones laborales de millones de trabajadoras y trabajadores, dejando al desamparo a personas que no perciben prácticamente ningún tipo de ingreso, y recortando las jubilaciones de las jubiladas y los jubilados.

Ante semejante situación se hace más necesario que nunca juntar fuerzas entre la clase trabajadora, los sectores populares, el movimiento de mujeres, el movimiento estudiantil, la juventud, y todas aquellas personas que vienen acompañando al Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad, a los fines de golpear y vencer con un solo puño los futuros ataques que se vendrán de parte de los Gobiernos a favor del empresariado.

Una concentración y organización de fuerzas tal que parta de un programa político que plantee como principal demanda que la crisis generada por la pandemia del COVID-19 sea pagada por los dueños del país (los ricos) y no por las grandes mayorías.