El acuerdo se conoció en la madrugada del martes 04 de agosto. Contempla el adelantamiento de fechas de pago que mejoran el valor presente neto a percibir. Se convalida la estafa de la deuda odiosa del macrismo, responsable de gobernar para los buitres y haber llevado a la Argentina a su situación económica actual. Los lobos de Wall Street, los “mercados” y el macrismo festejan.

Por:

Johana Gómez.

Referente provincial del PTS / Frente de Izquierda – Unidad.

En la madrugada del martes, el Ministerio de Economía de la Nación anunció que el país y tres grupos de acreedores llegaron a un acuerdo para la reestructuración de la deuda. Ese mismo día vencía la oferta formulada por la Argentina el pasado 06 de julio, pero, según el comunicado oficial, se va a postergar hasta el próximo 24 de agosto.

Las tres partes con las que se llegó al acuerdo están constituidas por el Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos (encabezado por Blackrock; Fidelity y Ashmore), el Comité de Acreedores de Argentina (liderado por Greylock) y el Grupo de Bonistas del Canje (liderado por Monarch; HBK; Cyrus y VR) y otros tenedores (tales como Pimco y Prudential).

Además, desde la cartera de economía indican que se “ajustarán algunas de las fechas de pago contempladas para los nuevos bonos establecidas en su Invitación del 6 de julio”, lo cual no implica aumentar el monto total de pago de capital e intereses de la oferta de hace un mes atrás. Sin embargo, el adelantamiento de “algunas fechas” mejora el valor presente neto de la oferta argentina, que se ubicaría en alrededor de 54,8 dólares por cada 100 dólares adeudados.

La propuesta oficializada ante la Comisión de Valores de los Estados Unidos el pasado 06 de julio por el Ministro de Economía, Martín Guzmán, comprendía la emisión de cinco títulos en dólares y cinco títulos en euros, con vencimientos entre 2030 y 2046. De este modo, se estableció una hipoteca que recaerá sobre el pueblo trabajador por más de un cuarto del siglo por delante.

En cuanto a los intereses, se fijaban pagos cada seis meses, con tasas que parten desde el 0,125 % hasta el 4,125 %. Las fechas de estos pagos de intereses son las que se estarían adelantando para mejorar el valor presente neto. Por último, se estima que la quita de capital es de 1,9 %. Es decir, casi nula.

La oferta original de Guzmán del mes de abril comprendía reconocer alrededor de 40 dólares por cada 100 dólares adeudados. Ahora el Gobierno nacional está reconociendo 54,8 dólares de cada 100 dólares adeudados. Esta concesión implica que los lobos de Wall Street se embolsarán más de 17 mil millones de dólares adicionales en relación a la propuesta de abril ¿A cuánto equivalen esos 17 mil millones de dólares? A más de 14 meses de pago del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) a 9 millones de personas.

El acuerdo de Guzmán convalida el endeudamiento de la era macrista, calificado íntegramente como deuda odiosa. Fue tomado contra los intereses de las mayorías populares, que vieron aumentar la pobreza, el desempleo y la caída del poder de compra del salario.

De ello hay varias muestras: desde el origen de la estafa cuando en los primeros meses de 2016 el Congreso Nacional votó pagarle a los fondos buitre lo que decía el Juez Griesa; el bono a cien años, emitido por el exministro de Finanzas, Luis Caputo, que favoreció a un fondo de inversión que él mismo había fundado y a la J.P. Morgan de la cual él mismo había sido empleado. Ese mismo endeudamiento, junto con el del Fondo Monetario Internacional (FMI), financió una fuga de capitales que alcanzó los 86 mil millones de dólares en cuatro años.

La deuda es un mecanismo de dominación que atraviesa toda la historia del país. Pero, evidentemente, pegó un salto de calidad y cantidad en un esquema amplio de ataque a las condiciones de vida regido por el neoliberalismo. La deuda, desde la Dictadura Cívico – Militar – Eclesiástica iniciada el 24 de marzo de 1976, no paró de crecer: pasó de ser de 8 mil millones de dólares en 1976 a 321 mil millones de dólares cuando se fue Macri de la Presidencia en 2019. No obstante, desde entonces, se pagaron más 600 mil millones de dólares.

Tales pagos generaron una sangría presupuestaria que llevó a que la Argentina privatizara la gran mayoría de las empresas del Estado (década de los ‘90); a que alcanzara altos índices de pobreza y desempleo (2001 / 2002); como así también, a una distribución de la riqueza cada vez más desigual, y a años de estancamiento económico y retroceso del Producto Bruto Interno (PBI) per cápita.

Con el actual acuerdo con los lobos de Wall Street, una vez más se repite el ciclo donde unos hacen la estafa, como Mauricio Macri, y otros la convalidan, como ahora Alberto Fernández. Todavía resta una negociación con el FMI y el Club de París, que no traerá mejores consecuencias para las mayorías trabajadoras.

La izquierda seguirá planteado la necesidad de un desconocimiento soberano de la deuda, un no pago de la misma impulsado por la movilización obrera y popular.