Miles de personas salieron a las calles hoy al menos en 12 estados de Brasil para protestar contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, tras las marchas del viernes en las que movimientos sociales y sindicatos le dieron respaldo a la mandataria, ante los pedidos de juicio político y las denuncias que salpican a la estatal Petrobras.
Las marchas se dieron en Río de Janeiro donde se convocaron unas 7.000 personas, según la prensa opositora, en el paseo marítimo de Copacabana, también en Minas Gerais, Pernambuco, Bahía, Amazonas, Goiania, Ceará, Maranhao, Alagoas, Brasilia, San Pablo y Pará, entre otras ciudades.
Los manifestantes convocados por la oposición mostraban pancartas que llaman al cambio en Brasil y algunos reclamaban la destitución de la presidenta, a la que acusan fundamentalmente por el escándalo de sobornos otorgados por directivos de la gigante petrolera estatal Petrobras.
En la investigación están salpicados 49 políticos, entre ellos los presidentes de las dos cámaras del parlamento.
En contrapartida a la convocatoria de este domingo, el viernes se organizaron manifestaciones en apoyo del gobierno en muchas ciudades de Brasil. Esos mítines, que tuvieron lugar sin incidentes, fueron organizados por organizaciones sociales, sindicatos, agrupaciones de estudiantes y maestros.
Rousseff publicó un video en su página oficial de Facebook en el que defiende el derecho a «actividades espontáneas» y recuerda que en Brasil en otros tiempos «no era posible organizar protestas en las calles».
«Quién se manifestaba terminaba directamente en prisión o, peor aún, se la tildaba de subversiva», dijo Rousseff, quien durante la dictadura militar, que se extendió desde 1964 a 1985 fue detenida y torturada en la cárcel por sus captores. «Creo que Brasil debe defender manifestaciones libres, pero, al mismo tiempo, debe asegurar que sean pacíficas», agregó en su mensaje.