Macri celebró que Casanello dejara de investigarlo en la causa conocida como Panamá Papers y destacó que «desde el primer día» había dicho que «no había ningún delito» en lo que se le «endilgaba» acerca de las sociedades offshore no declaradas.
Casanello debía investigar a Macri por lavado de activos y omisión maliciosa de las empresas familiares radicadas en Bahamas y en Panamá, que aparecieron en la filtración de los Panamá Papers. Sin embargo, tras un año de dilaciones y falta de colaboración de la Justicia, de la Cancillería y de Brasil –donde había sospechas de movimientos millonarios de una de las firmas-, el juez se declaró incompetente y derivó la causa al fuero Penal Económico.
A pesar de que la investigación se diluye, el Presidente no perdió la oportunidad para quejarse de los tiempos de la justicia, a la que le pidió que actúe “más rápido”. Macri consideró que los “procesos tardan mucho” e intentó desviar el foco de atención, nuevamente, hacia los “comportamientos mafiosos” –que no identificó- para que se termine con “la impunidad”.
El Presidente ensayó otra vez la misma defensa que utilizó desde que comenzó el escándalo de los Panamá Papers: «En lo que hace al juez Casanello, yo desde el primer día dije que no había ningún delito en lo que se me endilgaba, que no tenía vínculos comerciales con esas sociedades, que no había sido accionista, que no había recibido ningún ingreso de esas sociedades (off shore), con lo cual no tenía que haberlas declarado, por lo que no hubo declaración maliciosa ni lavado de dinero. Me alegro que se haya terminado», subrayó.
Es la segunda vez que Casanello beneficia a Macri. Apenas asumió la presidencia, el magistrado lo sobreseyó, por «falta de pruebas», en la causa por las escuchas ilegales, que llevaba más de cinco años de investigación.