Esta semana los argentinos y los sanluiseños nos desayunamos con titulares de prensa, que lo tendrían al Gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saá sumando minutos de fama.
Lejos estaban estos titulares de anunciar que, después de 30 años de ejercicio hegemónico del poder, finalmente había encontrado la fórmula para solucionar la grave falta de empleo, el trabajo en negro, la violación a los derechos del trabajador en San Luis o que daba marcha atrás en su proyecto discriminatorio y xenófobo, de imponer un impuesto a los trabajadores no nacidos en San Luis, reconociendo además su inconstitucionalidad.
Tristeza fue la que se abatió nuevamente sobre miles de puntanos y sus familias, al ver que el Gobernador no anunciaba que dejaba sin efecto la orden de negarles su vivienda pre adjudicada, víctimas del revanchismo electoral y bajo el maquiavélico argumento de no ser puntanos por nacimiento.
Tampoco el Gobernador anunciaba, después de tres décadas de detentar el poder en San Luis, la receta mágica acerca de cómo resolver el escalofriante aumento de la mortalidad materna e infantil, ni el calamitoso‎ estado de la salud pública en la Provincia.
Mucho menos, se trató del anuncio de que el Gobierno de San Luis decidía volverse federal hacia su interior, para aumentar la peor coparticipación de los municipios de todas las provincias argentinas‎ o la irrenunciable decisión de dejar atrás la corrupción estatal-privada, elaborada en San Luis desde la promoción industrial en adelante e impulsar una reforma profunda para transparentar el uso de los recursos públicos, sacándole el control a los amigos y promoviendo en cambio participar a las minorías parlamentarias opositoras.
Grande fue la desazón de muchos perseguidos políticos, de ver que Alberto Rodríguez Saá ‎no se dirigía al pueblo para disipar toda duda sobre su firma o no, de aquella oscura carta a Massera del 9 de ‎Junio de 1978, pidiendo escarmiento ejemplar para puntanos, luego perseguidos, secuestrados y asesinados por la ‎dictadura militar.
Ni remotamente el anuncio del Gobernador era el impulso a una reforma integral para la independencia del Poder Judicial, del Poder Ejecutivo (o político), ni que el Gobierno de San Luis pedía públicas disculpas por haber condicionado a jueces a asumir con la renuncia firmada en el pasado, ni a consentir que se proclamen candidaturas electorales desde los estrados del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia, en el presente.
Se trataba de que el Gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saá iría a pasar la Navidad con Milagro Sala. La palabra Navidad resonó en nuestra memoria decidida a no olvidar la consigna «Navidad sin Ponce», con la que Alberto Rodríguez Saá, años atrás, encabezaba las marchas destituyentes ‎del entonces legítimamente electo, Intendente de San Luis, con el fin último de dividir la ciudad, históricamente refractaria al feudo, en cuatro distritos electorales independientes.
Finalmente el anuncio de Alberto Rodríguez Saá no se trataba de un plan Navideño para nuestro Pueblo de San Luis, simplemente se trataba de Sus planes para esta Navidad.
* José Riccardo es Doctor en Física, ex Rector de la Universidad Nacional de San Luis, actualmente Diputado de la Nación, Presidente de la Comisión de Educación de la HCDN y Presidente de la Unión Cívica Radical San Luis