El dirigente de la Tupac Amaru y esposo de Milagro Sala, Raúl Noro, dijo estar en un estado de «semifelicidad» tras su liberación junto a otros tres militantes sociales porque «Milagro es el espíritu de todo esto y todavía está presa». En una breve entrevista con La García, Noro pidió continuar «empujando todos para que se cumplan las resoluciones de la ONU tanto la del Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias como la del Comité contra la Discriminación Racial».
«Es hora de que se cumplan las resoluciones porque eso no está sujeto a discusión. Milagro todavía no está acusada de nada, prueba de ello es que han suprimido la audiencia del juicio sobre el acampe, porque no tienen nada, solo versiones de versiones», denunció Noro.
El esposo de Milagro sostuvo que sintió «la misma sensación» al ser detenido por el gobierno de Gerardo Morales, que cuando quedó detenido durante la dictadura militar. Noro recordó que, cuando fue detenido en la dictadura, el ex agente de Inteligencia del Ejército José Eduardo Bulgheroni le dijo «le quiero recordar que la ley y la Constitución somos nosotros» e hizo un paralelo con las declaraciones de Morales, quien aseguró sobre Milagro: «A esa mujer no la voy a liberar». «Dijo lo mismo que en dictadura Bulgheroni me dijo a mí. Él es la ley, el poder Ejecutivo, Legislativa y Judicial», advirtió Noro y subrayó: «Hay un agravante, estamos en democracia».
El marido de Milagro envió un agradecimiento a los comités que trabajan por la liberación de los militantes de la Tupac en el país y en el extranjero y mencionó especialmente a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; a la presidenta de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Lita Boitano; a los premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú y Pilar Córdoba; a los dirigentes de la CTA Hugo Yasky y Pablo Micheli, y a los legisladores provinciales y nacionales de todos los partidos políticos que denunciaron la detención de Sala.
«La energía (de Milagro) viene de otro espacio y otro tiempo» y «nos renueva la esperanza. Es la encarnación del espíritu de la cultura andina en el siglo XXI», dijo a la espera de que el Gobierno cumpla la resolución de Naciones Unidas.