No sólo es la violencia de género y machista, lo que muchos no ven o no quieren ver.
San Luis está infectado también por la trata de mujeres, de niñas, con fines de prostitución.
No son casos de raptos. NO. Es mucho peor.
Se trata de niñas de alrededor de los 12 años que son “entregadas” por sus familias para que sean metidas en la prostitución llevándolas de un lugar a otro del país, para evitar fugas o rescates.
Hay un señor que dicen se apellida Bustos, que opera desde la ciudad de San Luis recorriendo localidades y parajes con su camioneta verde. A él le entregan las niñas a cambio de unos pocos pesos que no alcanzan ni para una mediana compra de comida.
Así de doloroso, familias que entregan o venden su hijas, nenas aún, para que “trabajen”.
Este señor Bustos las trae a la ciudad hasta un negocio ubicado Avenida Lafinur a unas 8 cuadras del Palacio de Justicia y a pocas cuadras de las Comisarías 1° y 4°.
De ahí son llevadas a las casas en que son iniciadas, generalmente sobre la ruta 7, cercanías de La Paz, provincia de Mendoza. Una vez cumplida esta etapa pasarán a recorrer los prostíbulos del país, hasta que, cuando ya no rindan lo que la red de trata espera de ellas, sean devueltas a su familia o las dejen libradas a su suerte, con su vida destrozada.
La complicidad silente
Esto no es desconocido, es imposible que pase desapercibido un proceder así, en zonas con escasa población.
Lo saben los vecinos, las autoridades municipales, la policía. Si lo saben ellos deben saberlo los de “más arriba”. Pero todo sigue, todo se tolera como si fuese de lo más normal.
¿Es que viven en otro siglo? ¿Son cobardes? ¿Son sobornados? ¿Son parte de esta cadena?
Además, esta red ha sido reiterada y valientemente denunciada con precisión de nombres y lugares por la periodista María José Corvalán, inspiradora e integrante de una pequeña red solidaria, informal pero efectiva hasta donde puede.
Se han hecho denuncias en la policía y la justicia, pero nunca los responsables partícipes han sido llamados a declarar. Tampoco se tiene conocimiento que hayan sido investigados.
Todo sigue y crece en virtud a lo redituable y creciente que viene siendo en el mundo, la prostitución infantil. Estas nenas nuestras pierden infancia, salud física y mental, escolaridad, futuro de trabajo y familia; mientras el Estado Provincial hace como que no ve. Con buena parte de la sociedad haciendo como que ve, que no sabe.
Los organismos de derechos humanos, sean estatales o de ONG´s, no están actuando. No se trata sólo de los Derechos Humanos violados durante las pasadas dictaduras; éstos, ocurridos con plena vigencia de la república democrática, merecen nuestro compromiso militante aquí y ahora.
Hoy el Estado provincial construye un “relato” falso de la realidad provincial, ocultando la verdad de sufrimiento, de violencias físicas y psíquicas, de explotación, de dignidad humana quemada. Hartándonos con la monserga de SAN LUIS… OTRO PAÍS.
Reitero lo ya dicho en otras ocasiones:
Una sociedad es tan buena y justa, como lo es el trato que reciben los más débiles, los que sufren.