El presidente de la Sociedad Rural brindó una insólita justificación de la eliminación de retenciones a la carne y su apertura exportadora. Dijo que los argentinos no comen los cortes más caros, como el lomo, porque “no le encuentran gusto”.
La Sociedad Rural celebró la eliminación de las retenciones para la exportación de carne y el presidente de la entidad patronal, Luis Miguel Etchevehere, ofreció una inédita visión sobre el impacto de la medida en los inflados precios que exhiben carnicerías y supermercados. “La carne que nosotros vamos a exportar a precio internacional son los cortes que no tenemos el hábito de comer acá, como el lomo. Exportando a muy buen precio los lomos, que son el 20 por ciento del animal, queda el 80 por ciento a precios más baratos”, sostuvo el empresario agropecuario. Desde su perspectiva, el valor local de los cortes demandados desde Alemania, Holanda e Inglaterra como el lomo no sería relevante: “El común de los argentinos no le encuentra gusto, generalmente lo comemos cuando queremos bajar de peso o estamos saliendo de alguna enfermedad”.
El precio del lomo no es homogéneo pero en la ciudad de Buenos Aires puede llegar a costar alrededor de 200 pesos el kilo. La aceleración inflacionaria que acompaña a la terminación de las retenciones no se agota en los vacunos sino que se extiende a los pollos y cortes bovinos que registran subas de hasta 80 por ciento. La eliminación de las retenciones y la inminente devaluación representa una doble transferencia de ingresos hacia el sector agropecuario. “Los aumentos de precios ya se registraron y pueden seguir. Necesitábamos aumentar la producción para después abrir saldos exportables de a poco. En el mediano plazo habrá una caída en el consumo”, advirtió el especialista en carne de la Federación Agraria, Mariano Bondone.
Sin embargo, el envión para los aumentos de precios no se agota en la equiparación de los valores locales con los internacionales. La eliminación de retenciones al maíz impactará directamente sobre los costos de alimentación en los feedlots. De hecho, la tonelada del cereal en el mercado de Rosario llegó a 1.500 pesos la tonelada. Ese aumento en los precios recaerá sobre todo en la producción y el consumo de cerdos y aves, pero también golpeará a la actividad lechera. La terminación de las retenciones impactará sobre el precio del trigo, un insumo fundamental para la elaboración de productos farináceos, desde el pan hasta los fideos.
El autor intelectual del razonamiento desplegado el lunes pasado por Etchevehere al celebrar la modificación del esquema de retenciones fue otro entrerriano: el senador por el PRO, Alfredo De Angeli. A mediados de 2008, el entonces titular de la Federación Agraria de esa provincia explicó que para hacer rentable la actividad ganadera “hay que abrir las exportaciones” y consideró que “el que quiera comer lomo, que pague 80 pesos el kilo”, un valor muy elevado en aquel momento.
“Hay cosas que son más caras y otras más baratas. Si uno quiere comer un corte fino de la mejor carne del mundo como así también si quiere comer el mejor caviar o tomar el mejor vino, obviamente que hay una escala de precios”, reconoció Etchevehere antes de finalizar su curiosa explicación para los próximos aumentos en la carne. Provenientes del cuarto trasero, el lomo, el bife angosto, el cuadril, con sus variantes, son los tres cortes más caros y exportados, fundamentalmente, a los países de la Unión Europea.
Para el presidente de la Sociedad Rural, con la eliminación de las retenciones, el lomo podría seguir aumentando pero los otros cortes, siempre desde la visión del dirigente patronal rural, demandados por los argentinos (“matambre, vacío, asado, achuras”) deberían bajar. Etchevehere no precisó cuánto ni cuándo se registrará ese retroceso en las góndolas. “El precio de la carne estuvo pisado durante años. Ahora pasada esta cuestión estacional de fin de año, esperamos que los precios se reacomoden”, consideró.