Ayer se cumplieron 48 años de la muerte de Violeta, una cantautora chilena que sigue siendo una de las folcloristas más importantes de América Latina.
Violeta del Carmen Parra Sandoval (1917-1967), nació en San Fabián de Alico, San Carlos, al norte de Chile. Hija del profesor Nicanor Parra y la modista Clarisa Sandoval. Fue una mujer multifacética: cantante, poetisa, compositora, pintora, escultura, bordadora, ceramista, madre de cuatro hijos, también tocaba la guitarra, el charango, la percusión, cuatro, quena y el Arpa. Falleció a sus 49 años en Santiago de Chile.
Ayer, 5 de febrero, se cumplieron 48 años de la desaparición física de una de las cantautoras más recordadas por el mundo de la música. Violeta Parra, una chilena que se convirtió en la folclorista más importante de América Latina y fundadora del género popular de su país.
La gran trayectoria artística de esta cantautora fue y es considerado de gran valor y trascendencia para el mundo artístico. A 48 años de haber fallecido sigue siendo inspiración para innumerables artistas con gran trayectoria en el mundo, quienes han seguido sus pasos y versionado los temas de Violeta.
¿De dónde salió tanto talento?
Esta cantante chilena formó parte de una familia con un gran talento artístico quienes han desencadenado grandes triunfos en el mundo de la música de generación en generación. El padre de Violeta fue poeta, matemático y físico. Sus obras han tenido profunda influencia en la literatura hispanoamericana, fue uno de los mejores poetas de Occidente, galardonado con el Premio Nacional de Literatura y Cervantes.
De allí vienen las raíces de la multifacética y creó 13 obras en arpilleras, 24 en óleos y 10 en papel maché. También publicó sus poemas y canciones en 23 libros.
Violeta compuso al menos 128 canciones, diez de ellas musicalizadas por su hija Isabel Parra.
Artistas de la talla de Juan Luis Guerra, Soledad Bravo, Laura Pausinni, Fito Páez, Andrea Echeverri, Shakira, Pablo Milanés, Juanes, Mercedes Sosa, Joaquín Sabina, Alejandro Sanz, Placido Domingo, Miguel Bosé, Joan Báez, Chavela Vargas, Óscar Chávez, entre otros tantos han versionado las inspiradoras letras de Violeta y varios de ellos han compuesto canciones en su honor.
En Chile la han honrado a lo grande
En Chile se han inaugurado una cantidad de instituciones y fundaciones con el nombre de Violeta Parra con el objetivo de mantener el legado de la cantautora en el tiempo. Además de ello, fue creado un museo donde están expuestas sus obras artísticas.
Pero no sólo allí ha quedado las conmemoraciones a este gran artista, su labor también llegó al cine y al teatro. Se han hecho películas y obras de teatro inspirados en ella para mostrarle a las nuevas generaciones de una manera más sencilla la vida de la compositora.
“Violeta se fue a los cielos”, este fue el largometraje presentado en 2011 por Andrés Wood basada en el libro de Ángel Parra, la cinta ha sido acreedora de varios galardones entre los que destaca el gran premio Internacional del Jurado en el Festival de Sundance (2012).
Su vida
La infancia de Violeta transcurrió principalmente en el campo, desde pequeña mostró su inclinación por el canto junto a su hermano Lalo. A los nueve años ya Violeta tocaba guitarra y a los 12 compuso sus primeras canciones.
Parra dejó sus estudios para trabajar, tras el mal estado de salud en el que cayó su padre. Los hermanos Parra se ganaban unos pesos en el campo y haciendo lo que más le gustaba, cantando en restaurantes, posadas, circos, trenes, campos, pueblos, calles e incluso en burdeles.
En 1931 falleció su padre y los problemas económicos se agravaron, Violeta se fue a vivir a Santiago de Chile donde formó un dúo de música folclórica junto a su hermana.
En 1938 Violeta se casa por primera vez con un empleado ferroviario y de quien tuvo dos hijos. Ellos no dudaron en seguir el camino artístico de su madre. El matrimonio no duró, en 1948 se separaron y al año siguiente quedó embarazada de quien fue su segundo esposo, tres años después la cantante chilena tuvo otra hija.
Pero la carrera artística de Violeta no se detuvo por eso, en ese mismo año editó sus primeros discos junto a su hermana Hilda, para ese momento canciones como El Caleuche, La Cueva del Payaso y La Viudita, fueron los single más famosos, pero estos era boleros y cantos españoles.
Así empezó a brillar
La música folclórica fue la que hizo brillar a Violeta y esto lo descubrió a principios de la década de los 50 cuando inició su extensa labor de recopilación de tradiciones musicales en diversas comunidades populares de Santiago y por todo el país.
Este trabajo le permitió descubrir los valores de la identidad nacional como ningún otro artista lo había hecho antes.
El trabajo que aquí desempeño Violeta quedó plasmado en más de tres mil canciones, reunidas en el libro Cantos folclóricos chilenos y sus primeros discos en solitario.
Es así como inician los viajes y junto con ellos las premiaciones. En 1953 grabó los exitosos sencillos “Casamiento de negros” y “Qué pena siente el alma”, convirtiéndose para ese entonces en dos de sus canciones más conocidas. Al siguiente año ganó el Premio Caupolicán a la folclorista del año, lo que le valió una invitación para presentarse en un festival juvenil en Varsovia, Polonia.
Aprovechó este viaje para recorrer la Unión Soviética y partes de Europa y en Paris grabó sus primeros discos de larga duración, el éxito fue inevitable, pero allí se enteró de la muerte de su hija Rosita Clara quien padecía de cáncer.
La nostalgia se apoderó de Violeta, detuvo su trabajo musical y se dedicó a las artes plásticas creando obras en cerámicas, pinturas al óleo y arpilleras, trabajó en un museo y luego viajó por Chile ofreciendo cursos de folclore y recitales.
Ya en 1961, Violeta viajo rumbo a Helsinki, Finlandia para participar en el VIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Luego se instaló en Paris y aunque continuó sus grabaciones la nostalgia seguía latente.
Grabó temas como “Recordando a Chile”, también conocido como “Una chilena en París” así como otros temas importantes en su carrera “Paloma ausente”, “Arriba quemando el sol” y “Violeta ausente”.
En 1964, logró una marca histórica al convertirse en la primera latinoamericana en exponer individualmente en el museo del Louvre de Francia. También escribió el libro Poesía popular de Los Andes y la televisión suiza filmó el documental Violeta Parra.
Para esta época conoció al gran amor de su vida, el antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre, con el que vivió en Ginebra, pero también se convirtió en el destinatario de sus más importantes composiciones de amor y desamor: «Corazón maldito», «El gavilán, gavilán», «Qué he sacado con quererte», entre muchas otras.
El final de una gran artista
La muerte de Violeta Parra fue sorprendente para su familia y el mundo, jamás se imaginaron que la autora del tema más famoso para ese entonces “Gracias a la Vida” fuese la misma persona que decidió suicidarse, un año después del gran lanzamiento del tema.
“Me falta algo, no sé qué es. Lo busco y no lo encuentro. Seguramente no lo hallaré jamás”, fueron algunas de las palabras que le expresó Violeta a un periodista luego del lanzamiento de su último disco. Violeta uso un revólver para quitarse la vida y las razones las dejó plasmada en una carta que guardó su hermano Nicanor.
Dos años antes de ese suceso (1965) Violeta regresó a Chile e instaló una gran carpa en la comuna de La Reina con el objetivo de convertirlo en un importante centro de cultura folclórica, pero la respuesta del público no fue la esperada y por el contrario, este sitió fue el escenario de su muerte.
Junto a ello, llegó el final de su relación con Gilbert Favre quien se fue a Bolivia, partida que la inspiró a crear la canción “Run run se fue pal´ norte”. Ambas acciones colocaron a Violeta en un estado de ánimo muy vulnerable, que empeoró cuando se marchó a Bolivia a buscar a su gran amor, pero lo encontró casado.
A pesar del estado de ánimo, Violeta lanzó en 1966 un disco junto con sus hijos que incluyeron las últimas composiciones y que se convirtieron himnos humanitarios “Gracias a la vida” y “Volver a los 17”. Al año siguiente, un cinco de febrero, Violeta eligió morir, dejando su legado artístico a Chile y al mundo.