A 3,2 kilómetros (2 millas) por debajo de la superficie del océano, unos investigadores han descubierto nuevos microbios que `respiran´ sulfato. Los microbios, que aún deben ser catalogados y recibir nombres científicos, se hallan en enormes acuíferos submarinos, redes de canales en la roca porosa bajo el fondo oceánico, donde el agua es agitada continuamente.
El sulfato es un tipo de compuestos de azufre y oxígeno que está presente de forma natural en el agua marina. Se usa comercialmente en muchas cosas, desde baterías de coches a sales de baño, y puede convertirse en aerosol por la quema de combustible fósiles, lo que incrementa la acidez de la atmósfera.
Se cree que los microbios que respiran sulfato, es decir, que obtienen energía haciéndolo reaccionar con compuestos orgánicos (que contienen carbono), pertenecen a algunos de los tipos de organismos más antiguos de la Tierra. Se pueden encontrar otras especies de microbios que respiran sulfato en pantanos y fumarolas hidrotermales. Sin embargo, es dificilísimo obtener muestras de los que están situados bajo la corteza oceánica.
El equipo de Alberto Robador, de la Universidad del Sur de California en Estados Unidos, tomó sus muestras de la Dorsal Juan de Fuca, frente a la costa del estado de Washington, donde equipos anteriores habían situado laboratorios submarinos, encajados bajo el suelo oceánico. Para colocar los laboratorios, bajaron una broca a través de 3,2 kilómetros (2 millas) de océano para atravesar con ella varios cientos de pies de sedimento oceánico, introduciéndola finalmente en la estructura rocosa por donde fluye el acuífero.
Las muestras fueron trasladadas hasta la superficie por vehículos submarinos controlados remotamente, o `ascensores´, esencialmente globos submarinos que se hunden hasta el punto deseado y luego sueltan lastre, permitiendo así elevar por flotación a las muestras hasta ponerlas al alcance de los científicos que esperan.
De manera similar a los microbios del suelo forestal, que descomponen la capa de hojarasca y organismos muertos, los del océano también descomponen el material orgánico, como algas y peces muertos. A diferencia de sus homólogos de la superficie terrestre, sin embargo, a los que se hallan bajo la corteza oceánica les falta a menudo el oxígeno que en tierra se usa para desencadenar la reacción química necesaria.
En su lugar, estos microbios pueden usar el sulfato para descomponer la materia orgánica en descomposición, la cual se hunde hasta el fondo marino y desde allí acaba pasando hasta el acuífero en la corteza, produciendo dióxido de carbono.