La Cámara Civil consideró que las expresiones misóginas del periodista no constituían violencia de género. Ahora, la legisladora de Nuevo Encuentro reclamará “una sanción a la violencia simbólica en los medios de comunicación, que es el inicio de la violencia real”.
Por Carlos Rodríguez para Página/12
La diputada porteña Gabriela Cerruti, de Nuevo Encuentro, afirmó que apelará en las instancias que correspondan “el absurdo fallo” de la Sala C de la Cámara Civil, que revocó la resolución de un juez de primera instancia que condenaba al periodista Jorge Lanata a pagar un resarcimiento de 15 mil pesos “por daño moral”, en una causa por injurias por expresiones machistas y agraviantes en contra de la legisladora. En diálogo con Página/12 aclaró que ni siquiera en la primera instancia se había tenido en cuenta que “la cuestión principal de mi reclamo sigue siendo que, en la causa por injurias y daño moral, se tomara en cuenta el agravante de violencia de género” porque Lanata había tratado de desacreditar la trayectoria periodística de Cerruti adjudicándole supuestas relaciones íntimas y privadas con funcionarios del gobierno de Carlos Saúl Menem, en los años 90.
Cerruti señaló que la Sala C dijo que “no hubo daño al honor porque como soy funcionaria pública no tengo derecho a la privacidad ni a la intimidad, en una versión abierta y laxa de la real malicia; también dice que puede haber machismo y violencia de género, pero como esto es una consecuencia de lo otro, es decir del hecho de ser funcionaria pública y de no tener privacidad ni intimidad, no se puede aplicar el agravante de violencia de género”.
Cerruti sostuvo que el fallo demuestra “un total desconocimiento del tema, porque yo no podía denunciarlo por violencia de género, porque no es considerada un delito”, de manera que tuvo que apelar a las figuras de daño al honor e injurias, ante las declaraciones públicas que hizo Jorge Lanata. Cerruti señaló que la violencia de género es “un problema cultural y los medios de comunicación tienen gran influencia en los cambios culturales, pero esos cambios van a ser más difíciles de alcanzar si los mayores exponentes del machismo y del maltrato a la mujer son los principales exponentes de los medios de comunicación en estos momentos en Argentina”.
La postura de Cerruti tiene relación con el hecho de que “el tema de la violencia de género no está incorporado como delito en ningún lado sino como agravante”. Subrayó que “en el caso específico de los medios de comunicación, en las causas por calumnias e injurias, no hay un delito especificado como violencia de género, sino una serie de pautas por cumplir, que no cumplen los medios y mucho menos las cumple Lanata”.
La legisladora porteña recordó que esas pautas son “las que marca la ley (de medios) y las que tiene que hacer cumplir la Afsca”, pero que no se cumplen en forma efectiva, en el caso de algunos medios de comunicación. Cerruti señaló, como ejemplo, que “la semana pasada, cuando le llegaron las pautas a Lanata” relacionadas con el cumplimiento de la ley, lo de no hablar de crimen pasional (sino de femicidio) y la información sobre a quién hay que acudir en caso de maltrato a la mujer, “su respuesta fue decir que él no las iba a cumplir”.
Por esas razones, cuando ella hizo la denuncia contra Lanata, “la tuve que hacer por injurias, daño al honor, agravado por violencia de género”. Ante ese planteo, el juez de primera instancia, Adrián Del Federico, “reconoce que hay daño al honor, pero no hace lugar a lo de violencia de género, que es lo que más me importa, en lo personal, porque hay muchos periodistas que se suman a la campaña del Ni una menos (para terminar con los femicidios y la violencia contra la mujer), pero en el día a día lo único que hacen es repetir expresiones machistas, misóginas, maltratadoras de la mujer, cada vez que una mujer hace escuchar su voz”.
Sobre el fallo de la Sala C, integrada por Beatriz Cortelezzi, Omar Díaz Solimine y Luis Álvarez Juliá, insistió en que demuestra “un total desconocimiento del tema” y que favorece “a los maltratadores de mujeres como Lanata”. Ante esa realidad, reclamó “ponerle un freno a esta situación, dejar sentado y sancionar la violencia simbólica en los medios de comunicación, que es el inicio de la otra violencia, la de los hechos reales”.
Se refirió, para dar un ejemplo, el tratamiento que le dieron algunos medios al caso del femicidio cometido por el empresario Fernando Farré en un country de Pilar. Allí se habla de “la tormentosa relación que tenía” con su esposa y víctima, Claudia Schaefer, en lo que interpretó como “una justificación de la emoción violenta” que intenta argumentar la defensa de Farré para atenuar la acusación.
Cerruti interpretó que “de alguna manera, es lo mismo que hace el fallo de la Cámara, que da a entender que se trató de una discusión en la que los dos habíamos participado y que yo, de alguna manera, lo había provocado, y por eso me la tenía que bancar” porque hay “una construcción colectiva que dice que la mujer `algo hizo´ y por eso se la tiene que bancar”. Agregó que “el maltrato de Lanata hacia las mujeres, incluso las que trabajan con él, es algo muy evidente y tendría que recibir una demanda todos los días, pero lamentablemente no hay reacción por parte de mujeres que denuncian otros casos de violencia de género y no el que sufren ellas mismas”.
Insistió en que fue a Tribunales “para demostrar que cuando se quiere atacar a una mujer, primero se la trata de puta, que consigue información o trabajo a cambio de favores, y después lo que sigue, en muchos casos, es ir a cagarla a trompadas”.