Unos 55 mil japoneses recordaron en el Parque Monumento de la Paz el ataque ordenado por el ex presidente de Estados Unidos Harry Truman, que mató en cuestión de segundos a 80 mil personas, cifra que semanas más tarde ascendería 140 mil por las secuelas de la explosión. El primer ministro, Shinzo Abe, anunció que Japón presentará en la ONU una resolución para prohibir las armas nucleares.
Una joven y un estudiante golpearon una gran campana con una larga viga de madera a las 08:15, hora exacta en la que un bombardero estadounidense B-29 bautizado «Enola Gay» que volaba a gran altitud arrojó una bomba de uranio sobre la ciudad de Hiroshima, un hecho que condujo a la capitulación de Japón y el posterior final de la Segunda Guerra Mundial.
Dotada de una fuerza destructora equivalente a 16 kilotoneladas de TNT, la bomba estalló a 500 metros del suelo, que ardió a 4.000 grados, y lo destruyó todo a su alrededor, tanto en el momento de la explosión como en el posterior efecto de la radiación.
Durante el acto que tuvo lugar en el sitio donde cayó la bomba estuvo el primer ministro, Shinzo Abe, junto con representantes de cien países, el mayor número de delegaciones hasta ahora en la historia de las ceremonias de Hiroshima. Entre ellos, la embajadora de Estados Unidos en Japón, Caroline Kennedy, y la subsecretaria estadounidense encargada del control de armamentos, Rose Gottemoeller, la responsable de mayor grado enviada hasta ahora por Washington a las conmemoraciones anuales.
«En tanto que único país golpeado por el arma atómica (…) tenemos la misión de crear un mundo sin arma nuclear», declaró Abe a la multitud. «Tenemos la responsabilidad de hacer entender la inhumanidad de las armas nucleares, a través de las generaciones y las fronteras», añadió.
La conmemoración de este año coincide con el intento de Abe de hacer votar una ley para reforzar el papel militar de Japón en el ámbito internacional, cosa que la actual constitución pacifista del país impide. Un sobreviviente de Hiroshima reprochó a Abe esa política: «Usted no debe cometer los mismos errores en Japón», le dijo Yukio Yoshioka, 86 años.
«Nuestro compromiso contra la guerra, el camino pacifista emprendido por nuestro país jamás cambiará», le respondió Abe, que no logró tranquilizar a Yoshioka. «No puedo soportar eso. Él pronuncia palabras bañadas de suavidad, pero la actitud del actual gobierno pisotea los sentimientos y las plegarias de las víctimas», dijo Yoshioka a la prensa.