Cuba y Estados Unidos reanudaron desde la medianoche de ayer sus relaciones diplomáticas tras más de 54 años de ruptura, en un paso más del acercamiento entre los dos países anunciado el 17 de diciembre pasado por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, encabezó la ceremonia de izamiento de la bandera en la embajada de su país y reclamó el fin del bloqueo y el cese de la ocupación del territorio de Guantánamo.
Washington y La Habana retomaron oficialmente sus relaciones a partir de las 00:01 de ayer y a esa hora, las Secciones de Intereses de uno y otro país, abiertas en 1977, pasaron a ser formalmente embajadas. El acto más simbólico de la jornada se celebró en la ya embajada cubana en Washington, donde se presentó el cartel con la nueva denominación y el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, izó la bandera de su país.
La bandera de Cuba volvió a ondear en su sede diplomática de Washington con una ceremonia a la que concurrieron más de 500 invitados, entre ellos el trovador cubano Silvio Rodríguez, congresistas y representantes del Gobierno de EEUU como la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson.
«Nunca ha habido relaciones normales entre los Estados Unidos de América y Cuba pese a un siglo y medio de intensos y enriquecedores vínculos entre los pueblos», dijo Rodríguez tras izar la bandera cubana en una embajada en Washington por primera vez desde 1961. «Cito la historia para afirmar que hoy se abre la oportunidad de empezar a trabajar para fundar unas relaciones bilaterales nuevas y distintas a todo lo anterior», agregó. «Para ello, el gobierno cubano compromete toda su voluntad».
Rodríguez, que se convirtió ayer en el primer canciller cubano en hacer una visita oficial a Washington tras la revolución de 1959 en la isla, reiteró sin embargo que su país también está dispuesto a hacer frente a nuevos «desafíos» en la relación con Estados Unidos. «Persistir en objetivos obsoletos e injustos y sólo proponerse un mero cambio en los métodos para conseguirlos no hará legítimos ni ayudará al interés nacional de los Estados Unidos ni al de sus ciudadanos», expresó.
En su intervención, el canciller también recordó en varias ocasiones las históricas hostilidades de Estados Unidos desde que la pequeña isla caribeña declaró su independencia a comienzos del siglo XX. «En 1959, Estados Unidos no aceptó la existencia de una pequeña y vecina isla totalmente independiente y unos años después, aún menos, la de una Revolución socialista que tuvo que defenderse», aseguró Rodríguez, que compareció sonriente ante un podio situando delante las banderas de los dos países.
Antes, el ministro cubano había izado la bandera en la casona de la que es desde ayer la embajada de Cuba en Washington, en un acto en el que también se oyó el himno nacional cubano. La legación era desde 1997 la Sección de Intereses de La Habana en Estados Unidos, que funcionaba oficialmente bajo protección suiza.
En La Habana no hay previsto ningún acto formal de reapertura y la bandera de Estados Unidos no ondeará en la embajada del país hasta que Kerry visite próximamente la isla. Por el momento tampoco habrá embajador: Jeffrey DeLaurentis, hasta ahora director de la Sección de Intereses en La Habana, será ascendido a jefe de negocios, al igual que el hasta ahora jefe de la legación cubana en Washington, José Ramón Cabañas. La bandera cubana sí se colocará en la sede del Departamento de Estado junto a la del resto de países con los que Estados Unidos mantiene relaciones.