El primer ministro griego advirtió que si su gobierno baja las pensiones, tal como se lo piden sus acreedores, la relación entre su país y el bloque continental podría agravarse. En tanto, el Banco central griego alertó que Atenas podría abandonar la Eurozona (países con moneda común) y salirse de la Unión Europea si no se arriba a un acuerdo con el FMI.
«La incapacidad de llegar a un acuerdo supondría el inicio de un doloroso camino que llevaría a un impago de la deuda de Grecia y luego a una salida del país de la zona euro y, muy probablemente, de la Unión Europea», escribió el Banco Central heleno en su informe anual sobre la economía del país.
Desde hace varias semanas Atenas negocia con sus acreedores (UE, FMI y Banco Central Europeo) la aplicación de una serie de reformas económicas a cambio de la entrega de un nuevo tramo de préstamos de 7.200 millones de euros, vital para el país, ya casi sin liquidez.
Pero la incomprensión entre ambas partes parece haber crecido en los últimos días. Atenas y sus socios europeos vuelven a reunirse el jueves en Luxemburgo en el cónclave de los ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo). Tsipras estará ese día en Rusia en un foro económico en San Petersburgo, ignorando así un llamado de Estados Unidos, el martes por la noche, de que tomará una «iniciativa seria» para salir del callejón sin salida.
El primer ministro heleno mantuvo en cambio este miércoles un discurso duro e inflexible. «Si Europa insiste en esta incomprensible fijación» de pedir una reducción de las pensiones griegas, «tendrá que asumir el precio de las consecuencias, que no beneficiarán a nadie» en el continente, aseguró.