Los trabajadores de los complejos industriales de Gravataí (Río Grande do Sul) y Sao José dos Campos (Sao Paulo) comenzaron las vacaciones colectivas decretadas por la empresa y se unieron así a la fábrica de Sao Caetano do Sul (Sao Paulo), donde los empleados ya habían comenzado su licencia anual, para «ajustar el volumen de la producción a la actual demanda del mercado».
Las ventas, medidas por el número de patentamientos, se redujeron 18,2 por ciento en los 5 primeros meses y un 24,15 tan solo en mayo respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos de la Federación Nacional de Distribuidores de Vehículos Automotores (Fenabrave). GM, dueña de la estadounidense Chevrolet, no precisó el número total de empleados que se han visto afectados por las vacaciones generales, pero según los cálculos ofrecidos por los sindicatos locales se trata de unos 20.000 trabajadores, si se tienen en cuenta además otras dos fábricas de motores y una de autopartes.
Según la Fuerza Sindical, la segunda mayor central obrera de Brasil, solo en la fábrica de Gravataí, municipio de la región metropolitana de Porto Alegre (sur de Brasil), 9.000 personas se vieron afectadas por la decisión de la empresa.
Otras compañías ya han tomado medidas similares y según datos divulgados por la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos (Anfavea), la caída de las ventas de automóviles en Brasil ha obligado a los fabricantes a despedir numerosos empleados o concederles vacaciones y licencias para reducir su producción. De acuerdo con la patronal, el sector automotriz empleó en mayo pasado a 138.200 personas, con una contracción del 1 por ciento respecto al mes precedente y del 9,2 frente a mayo del 2014.