La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad de España, reconoció este miércoles que la crisis epidemiológica provocada por el coronavirus ha generado problemas de disponibilidad en medicamentos utilizados para la sedación en las unidades de cuidados intensivos (UCI), debido al incremento en la demanda.
La institución hace referencia a los tratamientos combinados de opiáceos y benzodiacepinas (neurolépticos) que se utilizan para minimizar los cuadros clínicos de dolor presentes en los contagiados por coronavirus, hospitalizados en cuidados intensivos sometidos a ventilación mecánica. Esta terapia farmacéutica es similar a la empleada con los pacientes oncológicos, en fase terminal.
A este déficit también se suma la carencia de equipos de protección individual para el personal de salud y de respiradores artificiales para atender a los contagiados por Covid-19 más críticos que desbordan las salas de los hospitales españoles.
La AEMPS hizo pública algunas recomendaciones a tener cuenta al momento de ofrecer atención farmacológica en las instituciones médicas a aquellas personas contagiadas o no por el coronavirus y que demandan por su estado de salud una sedación de carácter terminal.
«La situación sanitaria asociada al Covid-19 ha aumentado extraordinariamente la demanda de este tipo de medicamentos y puede afectar a la disponibilidad de algunos fármacos de uso común. Por tanto, al menos de manera temporal, es necesario buscar soluciones terapéuticas que contemplen distintas alternativas equivalentes en eficacia, particularmente para los pacientes en fase terminal, hospitalizados o en su domicilio», explica la AEMPS.
Asimismo, en su portal web la institución muestra el aviso rojo (problemas de suministro) para varios de los fármacos imprescindibles en los protocolos de atención a pacientes contagiados por coronavirus, algunos intensivistas españoles aseguran haber recurrido en algún momento a medicamentos en desuso ante la escasez de sedantes o a la modificación de las dosis de los que están disponibles.
«Hemos tenido que recurrir a otros fármacos no habituales o que siendo habituales no eran de primer uso para determinadas funciones», afirma Manuela García, autora de un protocolo de uso de estos fármacos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc).
En cuanto al empleo de opiáceos, la AEMPS argumenta que se debe utilizar metadona o morfina por vía parenteral, preferentemente vía subcutánea. Sobre benzodiacepinas y neurolépticos, detallan que midazolam sigue siendo el medicamento de elección, pero su reconocer que su escasez obliga a proponer alternativas terapéuticas.