Si hay algo que dejó en claro el cierre de listas de la semana pasada es que en el oficialismo ya no hay lugar para Emilio Monzó. El presidente de la Cámara de Diputados había dejado en claro que abandonaba en diciembre sus funciones y partía con destino aún incierto. Pero lo que demostró el cierre de listas es que cualquiera que perteneciera a su espacio fue expulsado de las listas. En el entorno del dirigente, dejaron en claro que la decisión fue liberadora: ahora se sienten en condiciones para hacer lo que quieran en el futuro. Y, si bien Monzó se comprometió a no abandonar sus funciones hasta diciembre, ya hay conversaciones con sectores del peronismo. Incluso del espacio que conduce Alberto Fernández.
El exterminio en las listas de cualquier candidato del espacio de Monzó no estuvo exento de escenas de fuerte tensión. Como una conversación entre el presidente de la Cámara de Diputados y la gobernadora María Eugenia Vidal, donde le informaba que no había prácticamente lugar para sus dirigentes. Una reunión que terminó mal y que en el espacio de Monzó siguen sin entender para qué fue convocada: “Cuando te van a dejar afuera por lo general ni te atienden el teléfono. Esa fue una reunión para romper. Creo que hubo un cierto goce en hacerle eso a Emilio”, interpreta uno de sus hombres. La relación entre Monzó y Vidal nunca fue buena, empeoró en la campaña de 2015 y desde entonces solo se recuperó por momentos. Este no es uno de ellos.
Tampoco hay mucha comprensión de por qué la cúpula del PRO decidió eliminar sectores políticos enteros del oficialismo en un momento de fuerte incertidumbre sobre cuál será el resultado de las elecciones. “Nos dejan afuera cuando están perdiendo. Hicieron una lista de salida. Están entregados”, es la lectura que hacen sobre cómo se comportó el oficialismo. Otros en ese espacio entienden que quizás se inflaron con la incorporación de Miguel Pichetto. “Tuvo un efecto de Viagra en algunos dirigentes. Pero, al final, es puro marketing”, indican. Sucede que al candidato a vicepresidente tampoco le dieron lugar para tallar en las listas. El sistema de decisiones centrado en Mauricio Macri con Marcos Peña como su mano derecha se mantiene intacto.
Que hayan adoptado varios de los consejos por los que Monzó fue crucificado hace años solo hace más irónico que ahora el dirigente macrista sea un paria. Sucede que el presidente de la Cámara baja había sugerido incorporar a peronistas como Pichetto o Juan Manuel Urtubey. En su momento, esas declaraciones le valieron su salida de cualquier círculo cercano al presidente, algo que Peña se ocupó de mantener. No obstante, años más tarde, la cúpula del PRO fue a buscar a Pichetto e intento también convencer a Urtubey, este último sin éxito.
Monzó sabe que el resultado del cierre de listas es una derrota para su sector, pero también lo ve como una definición. “Estamos afuera. No jugamos en estas elecciones”, dicen en su entorno. Con todo lo que eso significa en una elección que está muy disputada. Hubo un solo momento en el cual Monzó cambió sus planes de dejar el espacio: fue cuando lo convocaron a una mesa política en 2018, muy publicitada para mostrar apertura. Pero resultó ser otra movida de marketing: la mesa nunca caminó y sus integrantes no tuvieron ninguna injerencia real en las decisiones. Hay quien atribuye a la mano de Peña haber minado y desactivado esa mesa. Los principales dirigentes asociados a Monzó, como el jefe del bloque PRO, Nicolás Massot, dejan también el Congreso. En el caso de Massot, si no cambia de idea, con destino en el exterior para irse a estudiar.
¿Y Monzó? ¿Qué hará en su futuro político? “Realmente, no sabe. Depende de cómo termine electoralmente este año. Dios dirá. O el azar”, dicen cerca del dirigente. Lo cierto es que hay sectores del peronismo a los que sumar la figura de Monzó les resulta atractivo. No es un tema del que dirigente hable en público, aunque mantienen abiertos los teléfonos. Los contactos llegan incluso hasta sectores vinculados a Alberto Fernández. Puede haber sorpresas en el futuro.
Como muestra, estuvo el saludo que mandó al peronismo en la última sesión de la semana pasada, ante la ovación de los compañeros y la mirada atónita del bloque macrista. Saludó a cinco diputados peronistas que vencieron en las últimas elecciones a los candidatos de Cambiemos: Sergio Zillioto, Alejandra Rodenas, Martín Llaryora, Martín Pérez y María Emilia Soria. Todos vienen de ganarle elecciones a Cambiemos tanto en gobernaciones como en intendencias.
Mientras tanto, cerca del ex armador macrista –al que este año no le dejaron armar nada– circulan los chistes sobre sus posibles ocupaciones. El preferido de Monzó es decir que pondrá una consultora y la lanzará a comienzos de 2020. “A ver si empiezo a cobrar por mis consejos”, se ríe. Pero es improbable que su futuro sea solamente asesorar.