En el marco de la 8º Conferencia de la CLACSO, la ex presidenta disertó sobre “Capitalismo, Neoliberalismo y Crisis de la Democracia”. En su intervención, reivindicó el pago de la deuda externa, le guiñó el ojo a las organizaciones anti-derechos, y dejó bien en claro que se acabaron las “izquierdas” y las “derechas”.
Por Johana Gómez – Referente provincial del PTS – Frente de Izquierda
“Coincido en que este Foro no es una contra-cumbre opositora al G20. No tenemos que presentarnos como la contra de todo. Este es un espacio político de ideas, que excede las categorías de izquierdas y derechas”, dijo Cristina Kirchner.
La ex presidenta anticipó que quería “revalorizar una categoría que algunos consideran perimida: pueblo”. Y comenzó con un balance del gobierno de “Cambiemos”, neoliberal, contraponiendo números con el gobierno kirchnerista, calificado de “populista” por la derecha y de «década ganada» por los propios gobiernos pos neoliberales.
“En tres años volvieron a endeudar al país. El que se fue el 9 de diciembre fue el único que desendeudó. Pagamos la deuda. Y pudimos hacer política social sin tutela. Hicimos inclusión social y la industrialización de la Argentina. Reestructuramos la deuda después del default”, remarcó la ex mandataria.
Sin embargo, de esa afirmación, lo único cierto es que los gobiernos kirchneristas pagaron una suma altísima a los acreedores del norte, como nunca en el país. El llamado “desendeudamiento” implicó el pago de más de 200.000 millones de dólares, a pesar de lo cual dejó al Estado nacional con una deuda pública de 223.000 millones de dólares, por lo que el supuesto “desendeudamiento” no fue tal.
Cristina también planteó que “el neoliberalismo es una construcción política que se realizó con el ascenso de Margaret Thatcher en Inglaterra y la caída del Muro de Berlín y la URSS, con el consenso de Washington”. Que “creó nuevos sentidos comunes, sobre todo alrededor del concepto de igualdad contraponiéndolo con el individualismo, y de allí la meritocracia en la que cada individuo tiene o no trabajo en función de sus capacidades, sin importar las políticas de estado”.
Toda esa explicación fue para reivindicar su “modelo” de gobierno en contraposición al neoliberalismo. Es que los gobiernos pos neoliberales justamente asumieron a partir del resquebrajamiento de la política de los años ´90, y su misión fue reconstruir el régimen de dominación capitalista en crisis, evitando así la profundización de los estallidos sociales y populares, como el del 2001 en nuestro país.
La miseria de lo posible
Luego, Cristina apuntó contra los trabajadores afirmando que “muchos tomaron el discurso de la derecha de que el descuento del impuesto a las ganancias se lo sacaba el Estado para dárselo a los vagos, a la Asignación Universal por Hijo (AUH) y a las pibas que se embarazan. Y es verdad que había bronca por tener que pagar un impuesto que no corresponde, y muchos trabajadores terminaron `comprando´ el discurso de la derecha”.
De tal afirmación, lo único claro es que durante sus gobiernos se llevó adelante una política que mantuvo la injusticia de ese descuento impositivo a los trabajadores (como si el salario fuera ganancia) en vez de cobrarle impuestos progresivos a las grandes fortunas y al gran empresariado.
Evidentemente, el eje discursivo de la ex presidenta fue convencer a los grandes empresarios que con ella estaban mejor y tenían mayor rentabilidad. Mientras Arcor y otros se la «llevaban en pala» durante su gobierno, mantuvo el cobro del «impuesto al salario», reivindicándolo ahora como necesario.
Esto demuestra los gobiernos pos neoliberales estuvieron muy lejos de ser anti-capitalistas y defensores de la soberanía nacional. Solo intentaron algún tipo de redistribución en momentos de crecimiento económico, pero que mantuvo intactas las bases estructurales del decadente capitalismo argentino, y muchos de los preceptos del neoliberalismo. Entre ellos, la mayoría de los servicios públicos privatizados, la precarización laboral noventista, y la fragmentación de la clase trabajadora que incluso creció durante el kirchnerismo.
A Cristina Kirchner también se le olvidó decir que culminó su mandato con un 35 % de precarización laboral, más de un 25 % de pobreza, y ninguna obra hidráulica para los barrios de la Provincia de Buenos Aires que se inundaban, a raíz de los temporales. De hecho, la palabra más repetida de su discurso fue la “AUH”, que no deja de ser un paliativo para millones de familias trabajadoras que se mantienen por debajo de la línea de pobreza, y no pudieron salir de la precarización del trabajo y de la vida.
Maniobras discursivas para justificar un giro a la derecha
La ex mandataria insistió con que “categorías como izquierda y derecha no sirven más”, en un recorrido histórico sin fundamentos, para justificar su proyecto político. Pero, la historia política enseña que cuando se dice que las categorías de “derecha” e “izquierda” ya no sirven más es porque se está orquestando un giro a la derecha.
En estos años del gobierno de Mauricio Macri, el kirchnerismo -como corriente política y sindical- apostó a las salidas electorales (“Hay 2019”) y no a la lucha en las calles. Y ahora se preparan para el “gran frente” contra el macrismo. Para esto, la maniobra discursiva de la ex jefa es decir que hablar de “izquierda y derecha es funcional al neoliberalismo”. Que “estas categorías no sirven y que hay que acuñar la de ‘pueblo’, armando ‘Frente cívico, social, patriótico’ de todos aquellos que están siendo agredidos por el neoliberalismo”. Y también que “no hay que dividir entre los que rezan y los que no”, y que hay que “aceptar a los pañuelos celestes”.
Al decir esto último, terminó de confirmar su giro derechista. Tanto fue así que varias jóvenes presentes en la Conferencia prefirieron no aplaudir cuando hizo mención a los anti-derechos de color celeste. Vaya que las pibas tuvieron razón al no hacerlo, ya que el pañuelo celeste es símbolo de militancia para que las mujeres, niñas y personas gestantes sigan muriendo en la clandestinidad, a causa de abortos clandestinos.
Por último, Cristina Kirchner cerró su discurso, defendiendo un capitalismo de consumo, en un régimen político de libertad y que en las calles es donde se realizan las grandes transformaciones. Sin embargo, es de público conocimiento que el kirchnerismo y sus dirigentes sindicales apostaron más a los acuerdos con el Vaticano y a un futuro acuerdo electoral con la derecha del PJ que a la lucha en las calles.
La aparición de Cristina y su intervención fueron otra vez una “construcción discursiva” a medida de un proyecto político que tiene al empresariado y a los pañuelos celestes como amigos.