Mientras el nivel de confianza en el Gobierno se desploma por debajo del 30 por ciento, el presidente Mauricio Macri aprovechó su paso por Mendoza, donde participó del encuentro del G20, para organizar un nuevo timbreo. Como en otras oportunidades, no hubo ningún detalle librado al azar durante la puesta y todo fue registrado por sus propios fotógrafos y trasmitido a través de las redes sociales.
Sin embargo, pese a ese cuidado entorno, el mandatario solo se metió en dificultades. Así, al visitar una familia lanzó una serie de insólitas frases. Entre ellas, cuando cuando la mujer que visitaba le preguntó cómo estaba lidiando en lo personal con la crisis económica que vive el país, Macri afirmó: «Tengo que estar tranquilo, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes».
En esa charla que pretendía ser distendida con la pareja de la casa que visitó y sus tres hijos, Macri volvió a hablar de las «seis tormentas seguidas» que tuvo que atravesar. La dueña de la casa le había dicho previamente: «Se lo ve bien y sonriente». Luego le consultó: «¿Cómo hace para descansar?». El mandatario habló del «trabajo interno» que realiza para pasar la crisis del país.
«Trabajo mucho conmigo mismo, en mi interior, tratando de mantener la calma», comenzó a explicar y luego enfatizó: «Uno tiene que estar tranquilo. Yo en lo que más trabajo es en no volverme loco, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes». Luego habló de lo importante que eran los afectos y se autocalificó como un «experto en los rompecabezas con Antonia».
Antes de esta visita a esta familia, Macri había estado en un restaurante de Villa Potrerillos y haciendo timbreos en Luján de Cuyo.