Después de que Argentina quedara eliminada del mundial, trascendieron distintos rumores respecto de la continuidad de Sampaoli, la mano del Gobierno Nacional en el interior de la AFA y etc. Lo que quedó claro es que la improvisación por parte del técnico, la falta de trabajo para consolidar al equipo y la personalidad de quien toma las decisiones trajo como consecuencia que nos volviéramos en octavos. Quedó la impresión de que nos ocupamos tarde y el mundial se nos vino encima. Ahora, a esperar cuatro años.
Casi podríamos decir que similar situación a la de la selección de fútbol, vive la Municipalidad de San Luis. A poco más de un año de concluir su gestión y a menos tiempo de las próximas elecciones, Ponce improvisa nombres de supuestos sucesores.
Salieron varios de sus “fieles” seguidores a lanzar su pre-candidatura. Ninguno, hasta ahora, con posibilidades ciertas. Ponce intenta medir si va a poder mantener en sus manos el municipio, así utiliza distintos termómetros que lo único que marcan son las promesas incumplidas y las fallas de una gestión que resulta, ya, poco creíble.
Del otro lado no se muestran muchas cartas y el Intendente está cada vez más desorientado. Su sobrino es uno de los principales opositores y su hijo poco aporta para aclararle las ideas. Sus aliados políticos le han encargado, como el “Chiqui” a Sampaoli, la enorme tarea de no permitir que la Municipalidad caiga en manos del oficialismo provincial.
A diferencia del técnico de fútbol, Ponce todavía puede convocar más jugadores antes de definir quién juega el año que viene. Pero si por el contrario es de la idea de que “equipo que gana no se toca”, entonces tendrá que recurrir a los mismos con los que logró su reelección, o sea, retomar el dialogo con el Gobernador de San Luis, ya que él le dirá, como Messi a Sampaoli, quién entra y quién sale de la cancha.