El repudio a los tarifazos que golpea a la administración macrista. Un peronismo que no cuestiona el lucro empresarial en los servicios públicos y replica el ajuste en las provincias donde gobierna. Y una respuesta por izquierda a la crisis actual.
Continúan los tarifazos y la bronca de las masas trabajadoras estalló. La inflación ya está cada vez más cerca del 25 % anual. El gobierno de Macri ya le puso un tope de 15 % a las paritarias nacionales. Alberto Rodríguez Saá hizo lo mismo, por decreto, con un 21 % (dividido en tres cuotas) de aumento salarial para los trabajadores estatales de la provincia.
Los dirigentes de la mayoría de los sindicatos aceptaron ese insuficiente 15 % y ese dividido 21 %. Con el macrismo y los gobernadores como Rodríguez Saá, cae el salario. La burocracia sindical es cómplice de este verdadero saqueo al bolsillo del pueblo trabajador. Además, muchas empresas despiden a miles de trabajadores y algunas cierran. Por su parte, el Estado, además de ser uno de los principales aplicadores del trabajo precario, despide en varias reparticiones y empresas públicas. Así lo ha hecho el gobierno provincial esta semana, despidiendo a 160 empleados de la salud pública.
Mientras tanto, la economía no crece. Los empresarios multinacionales traen su dinero exclusivamente para la especulación financiera. No es para menos. Bajo el gobierno nacional de “Cambiemos”, los bancos han ganado más de 5.000 millones de dólares por año, y en lo que va del 2018, la fuga de capitales asciende a 6.931 millones de dólares, junto con un incremento del 28,5 % (52.000 millones de dólares) de la deuda externa en 2017.
Con esto, está claro que Macri y compañía gobiernan para los ricos y las grandes empresas. Por eso, al ajuste y a los tarifazos quieren hacerlos recaer sobre las espaldas de los trabajadores, los jubilados y los sectores populares.
Saqueo a quienes trabajan
El tarifazo en luz, gas y transporte es brutal, muy lejos de ser escalonado. Entonces, la bronca estalló y volvieron los cacerolazos. Todo apunta a que este malestar social crezca y sea clamor popular contra el aumento de las tarifas de los servicios públicos esenciales.
Bajo el menemismo, se privatizaron a precio ínfimo todas las empresas de servicios públicos como gas, luz, agua, trenes, telefonía, correo, entre otros, y así el empresariado comenzó a amasar fortunas. Macri quiere seguir con la misma “fiesta”. Por su parte, el kirchnerismo -cuando gobernó- no tocó ninguna de las empresas claves de energía, telefonía y trenes. Las dejó en manos privadas y les garantizó a sus dueños ganancias fabulosas con los subsidios a cambio de tarifas bajas. Pero, esos subsidios millonarios salieron de las arcas del Estado, es decir, de los impuestos que pagaron los trabajadores. Es por eso que los K no tocaron el IVA, uno de los impuestos más altos del mundo con el 21 % y que se lleva más de un quinto del sueldo de un trabajador, y aumentó el impuesto al salario.
La luz, el agua, el gas y el transporte son servicios públicos esenciales, y por lo tanto, no debería haber lucro privado con ellos. El pueblo que trabaja día a día necesita servicios baratos, eficientes y seguros. No como el servicio de transporte ofrecido por Transpuntano en la Ciudad de San Luis cuyos colectivos se encuentran en estado deplorable por no invertir un peso desde el Ejecutivo Municipal. Y los jubilados tienen que poder calefaccionarse en invierno y no quedarse sin comer por ello.
La salida de fondo a estos problemas se encuentra organizando la resistencia, parando los tarifazos y luchando por la nacionalización de todo el sistema energético argentino y el transporte, poniéndolos bajo gestión de los mismos trabajadores del sector y bajo control de comités de usuarios.
¿Cómo resistir el ataque de los gobiernos y los empresarios?
“Cambiemos” se agrandó con el triunfo electoral en octubre del año pasado y quiso aplicar sus “reformas”. Arregló con los gobernadores peronistas para aprobar el recorte a los jubilados y los beneficiarios sociales. Pero miles se movilizaron en todo el país, enfrentando la represión de las fuerzas policiales.
Macri tuvo que recalcular. Su imagen comenzó a caer. Por eso, tuvo que congelar algunas de sus grandes “reformas” (como la laboral) y atacar por sectores, manteniendo el tarifazo y ajustando también en salud y educación. Sin embargo, en muchos lugares donde comenzaron estos ataques, hubo resistencia como en el Hospital Posadas, en Río Turbio, en los sectores docentes y estudiantiles de Neuquén, Mendoza, CABA y Buenos Aires.
Si bien es importante rodear de solidaridad y coordinar estas luchas, haciendo solamente eso, no alcanza. Hay que exigir a las conducciones de los sindicatos, federaciones y centrales sindicales medidas de lucha serias que preparen el paro general para derrotar las políticas de ajuste.
A la crisis se la responde por izquierda
“Hay que hacer un frente anti-macri”, dicen algunos peronistas. “Hay 2019”, dijeron los hermanos Rodríguez Saá junto al kirchnerismo en un acto celebrado en Villa Mercedes. Pero, son ellos mismos los que garantizan las políticas cambiemitas en un Congreso Nacional donde el macrismo es minoría y son ellos mismos los que replican el ajuste en cada provincia donde gobiernan. Lo mismo hacen las distintas alas de la burocracia sindical (CGT – CTA), siendo cómplices del ajuste actual y/o proponiendo la salida electoral para el año que viene.
Pero, la respuesta a la crisis tiene que ser otra. Esta tiene que ser pagada por los empresarios, que son los que más beneficios económicos y privilegios tienen. Para ello, hace falta levantar una alternativa política propia de los trabajadores. Una política para ahora, no esperando el 2019.
Frente a las políticas del gran capital, el macrismo y el peronismo, es necesario levantar un programa anti-capitalista que se proponga parar los tarifazos; re-estatizar las empresas de servicios privatizadas; que no permita la fuga de capitales y deje de pagar la deuda externa, destinando ese dinero a salud, educación y vivienda; y que establezca impuestos progresivos a las grandes fortunas y al capital. Un programa así sólo puede ser llevado adelante por un partido creado y dirigido por los trabajadores que sea independiente a toda variante política patronal.
El “Partido de Trabajadores por el Socialismo” (PTS), con Nicolás Del Caño y Myriam Bregman, está en la primera fila de esa pelea, luchando diariamente por construir aquél partido político que tanto necesita la clase trabajadora de este país.
Johana Gómez – Referente provincial del PTS – Frente de Izquierda