Bancos, empresas de servicios públicos, actividades agropecuarias, transporte y comunicaciones y el inmobiliario son los sectores ganadores de los primeros dos años de gestión de Cambiemos, mientras que el lote de los perdedores está compuesto por la industria manufacturera, construcción, comercio mayorista y minorista, minería y la administración pública. A esa conclusión llega el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en un informe en el cual analiza el desagregado sectorial del Producto Interno Bruto que publica el Indec. A nivel agregado, la economía nacional muestra un crecimiento del 2,9 por ciento en 2017 frente a 2016 pero de apenas el 0,9 por ciento si la comparación se realiza frente al 2015.
El sector financiero es el de mejor desempeño durante el gobierno de Cambiemos, por lo cual pasó de representar el 3,9 por ciento del PIB al 4,7 en 2017. Es una respuesta a las medidas adoptadas por el Ejecutivo, como las altas tasas de interés, la desregulación del sistema financiero, el acuerdo con los fondos buitre y la libre disponibilidad de divisas. «Estas medidas recrearon las condiciones para la bicicleta financiera, garantizando al sector grandes ganancias –particularmente a través de las Lebac– pese a la baja en la demanda de créditos», detalla el CEPA.
El segundo sector ganador es electricidad, gas y agua, a raíz de los aumentos tarifarios, lo que permitió incrementar su peso en el PIB del 1,4 al 2,0 por ciento. En el tercer puesto quedó el sector agropecuario, que avanzó del 5,9 al 6,3 por ciento del PIB entre 2015 y 2017 gracias a la devaluación del peso a fines de 2015, la baja de las retenciones a la soja y la eliminación total de los otros derechos de exportación.
Por el lado de los perdedores sobresale la industria manufacturera, cuya incidencia en el PIB bajó del 16,9 por ciento en 2015 al 15,4 por ciento en 2017. El sesgo antiindustrial de la política económica nacional está dado por la debilidad del consumo interno que impacta a la baja en las ventas de los industriales nacionales, la suba de costos por efecto de la inflación, suba del dólar y los incrementos tarifarios, el aumento de las importaciones y por último la suba de los costos financieros.
En tanto, la construcción redujo su peso en 0,5 punto porcentual, desde el 5,4 al 4,9 por ciento del PIB entre 2015 y 2017. Más allá de la fuerte mejora de 2017 para apuntalar a la economía en el año electoral, el resultado se explica por la paralización de la obra pública durante 2016.
El tipo de crecimiento que muestra una economía, es decir, cómo se transfiere el ingreso entre los sectores productivos, incide en un amplio conjunto de variables como por ejemplo el nivel de desocupación, la calidad del empleo, el poder adquisitivo del salario y las exportaciones.
En términos de empleo entre los sectores ganadores se verifica que generan menos de lo que representan en el PIB, mientras que los perdedores generan más en el PIB. Es decir, los perdedores bajo la gestión Cambiemos son más empleo-intensivos que los ganadores. El sector financiero explica el 4,7 del PIB pero el 3,0 por ciento del empleo registrado, los servicios públicos representan el 2,0 del PIB pero el 1,0 por ciento del empleo formal, mientras que el agro explica el 6,3 del PIB y el 6,0 del empleo. En cambio, la manufactura explica el 15,4 del PIB y el 21 por ciento del empleo registrado, mientras que la construcción explica el 4,9 del PIB y el 6,0 del empleo. Esta característica de los sectores ganadores y perdedores impacta sobre la evolución del empleo durante los últimos dos años. El Instituto de Trabajo y Economía Germán Abdala consigna que, según datos del Ministerio de Trabajo, si se compara el 4to trimestre de 2017 con el mismo periodo de 2015 de cada 100 nuevos empleos registrados sólo 4 fueron asalariados privados, 22 fueron empleos públicos, 10 trabajo en casas particulares, 45 monotributistas y 19 monotributistas sociales.