Chile vivirá el próximo domingo 19 de noviembre un nuevo proceso electoral, donde los votantes escogeran al nuevo mandatario y un nuevo congreso. Entre las promesas electorales destacaron los temas sobre reformas a la constitución, educación y al sistema de pensiones.
Por otro lado el conflicto con la etnia mapuche cobró fuerza tras la modificaciones a la ley antiterroristas y las protestas de líderes indígenas, haciendo que los candidatos colocaran en tema en sus agendas electorales.
El conflicto Mapuche
El actual conflicto Mapuche en Chile se remonta a la década de 1860, durante la “ocupación de la Araucanía”.
Durante el siglo XIX, el Estado chileno buscaba consolidar su soberanía en la Araucanía, que dividía a Chile y fraguaba sus intentos por una conquista total del país. La nación mapuche, habitante del lugar, se negaba a formar parte de la República y ceder su patrimonio territorial y cultural.
Sin embargo, el ejército de Chile, llevó a cabo una sangrienta invasión, apropiándose de los vastos territorios, para posteriormente venderlas a colonos extranjeros, principalmente alemanes y italianos.
Asimismo, el Estado entregó a algunas comunidades mapuche sobrevivientes, los “títulos de merced”, tierras que, paradójicamente, Chile donó a sus originales dueños. Sin embargo, varias comunidades terminaron perdiéndolas, siendo engañadas por particulares que luego de ursurparlas, las legalizaron a su nombre.
Para 1929, año del término de la erradicación de la nación mapuche, los indígenas sólo quedaron con el cinco por ciento de las tierras que originalmente tenían. Es decir, 500 mil hectáreas, de las 10 millones que poseían. Alrededor de 33.000 mapuche quedaron sin tierras o no fueron radicados.
Durante el gobierno de Salvador Allende (1970-1973), parte de los terrenos fueron devueltos a las comunidades, en la profundización de la Reforma Agraria impulsada por el anterior gobierno, de Eduardo Frei Montalva.
Pese a que estas se entregaron sólo con títulos de usufructo, es decir, el derecho a usarlas sin ser propietarios, en ese período la reivindicación de los pueblos originarios alcanzó grandes avances: se creó la Comisión de Restitución de Tierras Ursurpadas y se creó la ley 17.729, que incorporaba en la sociedad chilena los conceptos de “tierra indígena” y “ser indígena”.
En 1978, en plena dictadura de Augusto Pinochet, se dictó una ley que dio fin a las categorías impulsadas por Allende de “tierras indígenas”, traspasando los terrenos recuperados a dominios privados.
Con el llamado “retorno a la democracia” el conflicto mapuche vio una posibilidad de resolución en la Ley Indígena de 1993 y en la creación de la Corporación de Desarrollo Indígena (Conadi). Pero ambas iniciativas eran meramente simbólicas, según denunciaron los dirigentes mapuche, ya que la devolución de sus tierras originales no formaba parte de las promesas.
Esto radicalizó la lucha de la nación mapuche. A fines de los año 90 nace el Consejo de Todas las Tierras y la Coordinadora Arauco-Malleco, organizaciones políticas de activismo indígena.
Las demandas mapuche
Tras años de lucha y desconocimiento por parte del Estado chileno, el pueblo mapuche demanda la recuperación y autonomía jurisdiccional de sus tierras, el reconocimiento de su identidad cultural y beneficios económicos por los daños causados durante largas décadas.
La etnia mapuche demandan políticas de integración y desarrollo económico y social para atender los niveles de pobreza, educación y bienestar que les han sido negadas por el Estado.
Actualmente, decenas de líderes sociales mapuche se encuentran presos a la espera de un juicio. La mayoría de ellos son sospechosos de la quema de predios, casas empresariales, camiones o iglesias en la zona de la Araucanía